Marcela Aguiñaga: "No ha nacido el hombre que revolucione mi vida"
EXPRESIONES conversó con la abogada y asambleísta y nos llevamos varias sorpresas.
Controversial, frontal, querida, odiada y amada, una mujer que toma el toro por los cuernos y que sabe dar la cara a la adversidad, pero EXPRESIONES quiso descubrir a la mujer detrás de la asambleísta y para eso la invitó a que responda El Cuestionario, algo a lo que ella accedió sin reparos y totalmente relajada.
Antes la notaba más peleona, me da la impresión de que ha bajado la guardia. ¿Es así?
¿Tú crees? A veces me meto en líos porque soy sumamente frontal y es parte de mi temperamento. Así soy en todos los aspectos de mi vida. Eso ha ocasionado que tenga fanáticos confundidos que me insultan en las redes sociales. No son odiadores, pero están pendientes de mí. Estoy en una nueva faceta que es la de luchar contra la violencia femenina.
¿De ahí sus campañas en las redes sociales?
Más que una campaña, es una causa. Yo he vivido y experimentado lo que es la violencia política y creo que es hora de que no pensemos que es normal. Ese video en mis redes sociales recoge desde insultos y críticas hasta observaciones.
¿Cómo ha logrado curtir su piel y bañarse en aceite?
No es fácil, al principio cuesta y te saca lágrimas. Pero siempre digo que las caídas de la vida me hacen ser más fuerte y yo me defino como una guerrera. La adversidad la he tomado como un motor para luchar y prevenir este tipo de violencia.
Sé que su vida no ha sido fácil. Proyecta la imagen de una mujer fuerte, pero también es frágil.
Fíjate, originalmente estaba en contra de la despenalización del aborto en casos de violación. Mi equipo de trabajo me hizo ver que mis dogmas de fe eran míos y no podían ser trasladados hacia los textos legislativos de los 17 millones de ecuatorianos.
¿Y ahora está a favor?
Estudié y entendí la problemática y rectifiqué mi posición y me dije: “¿Cómo es posible que la sociedad sea tan cruel con una mujer que encima que ha sido agredida sexualmente, el Estado la obligue a tenerlo y si se hace un aborto la quiere enviar a la cárcel?”. Este ha sido uno de los grandes cambios que di.
Usted es apasionada en todo. Es puro fuego. Cuando quema, quema.
Conmigo no hay puntos tibios.
Hasta en el amor es así.
Sí, total. Cuando quiero, quiero.
¿Es cierto que tiene debilidad por los manabitas?
(Risas) Tuve. Tiempo pasado.
Estuvo a punto de convertirse en la reina del atún, me dijeron.
Así dicen, pero fallaron los cálculos (risas).
¿Dama del atún o diosa del Olimpo?
Diosa del Olimpo jamás. Marcela Aguiñaga, guerrera, luchadora, emprendedora. Si hay una definición para mí es la de una mujer resiliente.
¿Qué ha aprendido en todo este tiempo que ha estado inmersa en la política?
Que las caídas y la ingratitud te hacen más fuerte. Que la política es maravillosa pero tiene un camino lleno de espinas y para nosotras las mujeres, las que tenemos mayor escrutinio que los caballeros, nos miran desde el reloj, los zapatos, las carteras, la condición moral, si somos o no casadas, si tenemos hijos o no; pero eso no se lo preguntan a los hombres.
A propósito, ¿qué recuerda de ese escándalo por sus zapatos Ferragamo y el reloj Tissot?
Creo que la gente tiene estereotipos. Alguien no puede ser de izquierda porque es de clase media y cuando digo esto es porque quiero que la sociedad tenga las oportunidades que yo tuve, es lo que anhelo. Si me quieres decir que soy la derecha dentro de la izquierda, me da lo mismo.
A Evita Perón le decían lo mismo. Ella era una mujer muy elegante , cubierta de pieles y joyas, pero era la ‘madre de los descamisados’. Y cuando la cuestionaban decía que la mujer argentina debía verse en ella.
Insisto, son estereotipos que hay que romper. Nos polarizan como sociedad, no nos hacen bien. Debemos tener más clase media y menos desigualdad. Imagínate, no puedes usar reloj para controlar las calorías ni debes ir a Estados Unidos cuando allá he tomado mis mejores cursos.
¿Entonces no le molestó que le hayan dicho la Imelda Marcos de Ecuador?
Alguien me dijo que abra el clóset para que enseñe los zapatos.
Pero no todos se los ha comprado usted. Ha tenido novios muy generosos.
Sí, es verdad. Saben que me gustan los zapatos, como a toda mujer, pero ahora, con esta pandemia, paso en tenis gran parte de mi vida y hay temas más importantes para preocuparse.
¿Por qué cree que la mujer es la que más ataca a otra mujer?
Conozco mujeres que han sido absolutamente solidarias cuando otras han sido criticadas, cuestionadas o juzgadas. Nos falta tener una sociedad más solidaria y empática sin selectividad. No importa la condición social, ideología, etnia ni género.
¿Usted se inclina por la silla eléctrica, la guillotina, la cámara de gas, la horca o la cadena perpetua?
Ninguna, soy una defensora de los derechos humanos.
¿Cree en la rehabilitación?
Lo creo firmemente.
¿Y en la de un psicópata?
No, pero creo que debe tener una valoración psicológica. El Estado debe tener un verdadero sistema de rehabilitación y judicial, en el que los jueces no sean permeables a presiones políticas, mediáticas y económicas. Cuando suceda eso, podremos decir que tenemos sentencias apegadas a la justicia y a la verdad.
¿Pero nunca ha sentido ganas de enviar a alguien a la silla eléctrica?
Nunca. Marcela Aguiñaga no odia.
¿Marcela Aguiñaga es amor?
Cuando me hacen algo, ignoro; pero no odio.
Pero la he visto de otra forma en la Asamblea.
Soy enérgica y firme, pero no odio.
Si es de putear a alguien, lo hace.
Bueno, soy muy guayaca (risas).
¿Qué le dice Guayaquil?
Es hora de que en esta urbe los espacios públicos sean tomados por las sinfónicas, los mimos, los artistas, como sucede en otras ciudades del mundo.
¿En algún momento el poder se le subió a la cabeza?
(Piensa) No creo que me he mareado, siempre he tenido mi cable a tierra. Pude haber hecho las cosas más rápido y convertir proyectos en realidades en muy poco tiempo. Todo el sistema público es muy complejo.
“El caso está en la vía jurisdiccional, espero que los jueces resuelvan en Derecho y que determinen que no hay ningún perjuicio al Estado”.
De todo lo que se ha dicho de usted, ¿qué es lo que más le ha causado gracia e indignación?
Indignación, el video triple X que dicen que es mío y eso es falso. No soy yo, pero es una violación a la intimidad de una persona en el caso que decida hacerlo. Yo no lo hice y haberme acusado de algo como eso me pareció muy bajo. Pero si preguntas si haría un video de esa magnitud algún día; si estoy de acuerdo con mi pareja, se mantiene en reserva y eso afianza nuestra relación... no lo he hecho ahora, pero no sé en el futuro.
¿Y lo que más le ha causado risa?
Que tengo un Ferrari estacionado afuera de la Asamblea Nacional. Es lo más gracioso que me ha pasado. No pudieron pensar que puede ser de cualquier otro legislador. Y también que sesiono desde mi piscina cuando era la foto de una modelo y hubo periodistas que lo replicaron, sin verificar.
¿Con qué peca?
Con ser intensa y con la comida criolla, pero hago mucho deporte.
Lo del TikTok levantó polvareda.
Un político tiene que reírse de sí mismo. De lo contrario, no es un buen político. Mi comunicación es versátil y también controversial. Estoy en el proceso de aprendizaje, pero quise dar un mensaje que va más allá de un baile. Hay que aprender a vivir relajados y disfrutar de las cosa simples de la vida.
¿Quién le pone un ‘estatequieto’?
Nadie. No ha nacido un hombre que revolucione mi vida.
De pronto intimida.
Puede ser (sonríe). Te daré una frase que leí hace poco: “Las mujeres no queremos ser más poderosas que los hombres, queremos mujeres que sean poderosas de ellas mismas”.
Es que ven a una mujer como usted, atractiva, inteligente, con carácter, personalidad y que es puro fuego, y eso ahuyenta en nuestra sociedad. ¿Necesitaría un hombre menos intenso?
Sí, que me dé espacio, libertad, que camine a mi lado, no detrás ni delante.
¿Ese era el manaba?
Pero falló (risas). Gran amigo, lo quiero mucho.
¿Es feliz?
Sí, he tenido días duros, adversos, pero soy feliz. Tengo salud, a mis seres queridos conmigo y estoy con causas, retos y desafíos.
¿Si su vida fuera un género de película cuál sería?
Drama. Soy dramática total.
¿Y Chris Evans como galán?
No, me gustan mayorcitos, quizás un Richard Gere.
Tal vez no le va bien con menores.
Puede ser, aunque dicen que la moda es colágeno y elastina.
Fíjese en Marián Sabaté
Mire usted (risas).
¿Con quién no se ha tomado un whiskacho y quisiera hacerlo?
Con Daniel Betancourth.
¿Una cita ideal que termine en una noche de locura, pasión y desenfreno?
Sería con un hombre inteligente hablando de cosas profundas de la vida, pero con risas. El hombre que me haga reír me enamora.
¿Está en esa búsqueda?
No. Estoy por pensar que al hombre de mi vida se le ha dañado el GPS y me está buscando.
EN CORTO
¿María José Carrión o Gabriela Rivadeneira?
-Gabriela Rivadeneira, ahora somos grandes amigas.
¿Delfín Quishpe o Lourdes Tibán?
-Delfín, aunque está en desgracia.
¿Jorge Yunda o Cynthia Viteri?
-Cynthia Viteri. Linda obra la del hospital Bicentenario.
¿Arauz o Correa?
-Arauz.
Si fuera una canción sería...
-Ay Dios mío, de Karol G.
¿Qué la saca de quicio?
-La mediocridad.
¿La última vez que lloró?
-Hace un mes.
¿Un libro?
-El perpetuo exiliado, de Raúl Vallejo.
¿Una película de la infancia?
-ET (1982).
¿Un personaje para emular?
-Wonder Woman.
¿Un animal?
-El perro.
¿Qué le diría a su papá cuando lea esto?
-Te amo.
¿Galápagos?
-Mi segunda tierra.
¿Henry Cucalón?
-Compañero.