Margarita Sánchez: "Me fijo en el street style antes de lanzar una marca"
Aunque estudió diseño de interiores, hizo de su pasión por la moda el negocio de su vida tras la creación de Moi
Lanzarse a emprender fue un viaje cuesta arriba para Margarita Sánchez. Más aún si lo hizo siendo universitaria.
Contra todo pronóstico, hizo de su hobby el negocio de su vida. La moda.
En la actualidad, ya son catorce años dedicados a este rubro y eso la ha hecho ser muy soñadora con lo quiere para sí misma.
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Leer másLo que empezó en un pequeño espacio alquilado en Entre Ríos, transitó luego por otros sectores de la ciudad. Al inicio, era solo Moi, luego, en pandemia abrió Genovesa, y a finales del 2022 hizo un tercer lanzamiento con Fall in love.
Tras haber superado las vicisitudes de los diferentes locales, Margarita levanta la apuesta y sueña con tener un taller grande tipo fábrica.
En diálogo con EXPRESIONES esta guayaquileña cuenta cómo haberse dedicado a emprender en algo ajeno a su carrera (el diseño de interiores) no fue impedimento para innovar.
DEL DISEÑO DE INTERIORES A LA MODA
Al conversar sobre sus gustos en la moda, nos remonta a su niñez. Las texturas y los colores llamativos siempre captaron su atención.
“Cuando salí del colegio estuve muy indecisa si estudiar diseño de indumentaria o de interiores”, dice.
Se fue por el segundo porque su familia tiene un negocio en construcción y pensó que podría desarrollarse allí.
Pero no fue así. En el 2009, durante los últimos años de la universidad, juntó sus ahorros y de a poco fue comprando telas en Guayaquil para aliarse con una costurera que dio forma a todas las prendas que boceteaba Margarita.
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Leer másAsí nació Moi, su primera marca, la cual se hizo conocida en ese entonces por el FanPage (Facebook) y el boca a boca, hasta que Margarita pudo alquilar un pequeño espacio en Entre Ríos, donde ella sacó su lado polifacético. “Era la que administraba, vendía, creaba...”, recuerda.
Cuenta que el tema de emprender vino por inspiración de sus padres, quienes también trabajaron para sí mismos sin relación de dependencia. Así que eso la impulsó a ser más visionaria. Y con el tiempo abrió un segundo local, en Los Ceibos. “De estar en un lugar de 9 metros cuadrados pasamos a uno de 30m2”, comenta. Allí, unía fuerzas con otras emprendedoras que exponían también su marca, entre esas, calzado.
La clave para crecer, confiesa, fue mirar lo que otras buscaban. “En cada viaje que hago me fijo mucho en el street style, es decir en lo que llevan las demás mujeres en la calle, o lo que se paran a observar en las vitrinas de las tiendas”.
Tras entender esa dinámica, empezó a definir los nichos. En la pandemia lanzó Genovesa en donde diseña prendas resort (trajes de baño, kimonos, etc.) y luego, en 2022, Fall in love, que es ropa más casual. Cada una con local propio. “Visto a las tres generaciones. Me da gusto ver como llegan a comprar incluso adultas mayores, que tienen su toque fashion”.
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Leer másAunque la moda latina, es su mayor inspiración en todo lo que crea, menciona que si pudiera volver a otra ciudad sería Tokyo. “En Japón ves moda por todos lados”.
EL YOGA, SU BALANCE
Entre los malabares de ser una girlboss, el estrés no falta en el día a día. Para poder dejar fluir su lado creativo cuenta que el yoga es fundamental. “Los puestos gerenciales manejan mucho estrés porque todos los problemas llegan a nosotros... Por eso trato en lo posible de tener mi momento de desconexión para tranquilizar la mente. Después de la pandemia ha habido más presión”, explica.
La parte holística también entra. “Llevo años haciendo yoga. Tengo mi cuarto de meditación.... En mi caso elijo los pensamientos así como elijo lo que voy a vestir. Trato de anular ideas negativas justamente para poder materializar las cosas que quiero”, agrega. De esa paz mental también es el éxito de lo que ha cosechado.
HACIA EL GRAN TALLER
El delivery que antes entregaba de vez en cuando, cobró fuerzas en el 2020, tras el boom del e-commerce.
“En 2020 se dispararon las ventas. No paramos. Y tuvimos la suerte de no recortar personal. Creo que mucha gente se volcó a consumir lo local. Se dieron cuenta de nuestras técnicas y acabados”, menciona.
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Leer másAsí fue llegando a otras ciudades del país, a través de lo online. “Después de la pandemia, la inseguridad del país también fue otro factor que hizo tomar fuerza el delivery. Hay clientas que suelen asustarse con las noticias de robos por la ciudad. Entonces eso hizo que mejoremos el proceso e-commerce”.
El éxito fue tal que ya las empezaron a buscar también a nivel internacional. “Hemos podido hacer envíos a España, Estados Unidos, México, Colombia, Puerto Rico, Guatemala”, enumera.
Esa llegada hizo que Margarita se plantee nuevos objetivos para el 2023. “Ha sido un largo aprendizaje y pienso que cada vez voy mejorando las cosas. Así que este año quiero ampliar el taller para producir más cantidad de ropa a fin de abarcar también tallas plus, asimismo, vestidos sobre pedido para cortes de damas e incluso colecciones para quienes quieran hacer compras mayoristas”.
Para eso, sabe que igual tiene que lidiar con obstáculos. “Crecer cuesta. Sobre todo porque hay telas o insumos que no se encuentran en Ecuador, y toca importar”. Aun así, Margarita no baja los brazos.