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María José Silva.
María José Silva.Gerardo Menoscal

María José Silva: “Me obsesioné y pesaba cada gramo que comía”

La Estrella de Octubre es doctora y deportista. Su novio es Andrés Salvatierra

Tiene un rostro hermoso. El cabello de María José Silva (26) es negro y sus cejas son tupidas. A la Estrella de Octubre le han dicho que se parece a Bárbara Mori, la actriz que protagonizó a la malvada Rubí en la telenovela del mismo nombre. “De villana nada, pero todos tenemos nuestras sombras, porque soy un ser humano, es parte de la vida”, dice.

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Tras el certamen Reina de Guayaquil y obtener la dignidad mencionada, se colgó una cadena con el dije de una estrella. Antes no había participado en reinados. Es doctora de profesión y deportista. Trabaja de forma remota porque está haciendo la tesis de su masterado en Educación Deportiva. Aunque se mantiene soltera, está enamorada. Aspira en el 2025 a irse a Portugal para seguir preparándose profesionalmente.

Tiene buena pinta. ¿Por qué no se animó antes a concursar?

Jamás había participado en reinados. Yo los veía, me encantaban, pero no estaba dispuesta a sacrificar un año de estudios por un certamen de belleza. Era un sueño que iba a cumplir en cualquier momento y se dio.

Sin embargo, muchas mujeres ponen en pausa su carrera por un certamen de belleza.

No quería dispersarme, ni enfriarme; los estudiantes de Medicina llevamos un ritmo de vida estresante. Me levantaba a las cinco de la mañana para seguir estudiando y leía todo el tiempo. Esa práctica no quería perderla. También soy deportista y sé lo importante que es mantener el ritmo. No iba a poner en pausa la carrera. No me veía como una miss por el entrenamiento deportivo que he practicado, el levantamiento olímpico y crossfit. Generalmente las reinas son muy estilizadas y delgadas. Es una disciplina que, según yo, no tenía que ver con los certámenes.

Ama la ginecología

¿Tras graduarse de médica consideró que era la oportunidad esperada?

Luego de graduarme, revisé mis planes y los pendientes. Una amiga que me vio en una foto vestida de guayaquileña por las fiestas de julio, me dijo que ingrese al reinado de Guayaquil. Me dije: “¿Por qué no? Lo intentaré ahora que no estoy estudiando”. Estaba en el rango de edad, ya tengo 26, la inclusión me ayudó (risas). Me dije: “Voy a dar lo mejor de mí. Si me aceptan, increíble; si no, sigo con mi vida”. El asesor de imagen José Hidalgo me pulió como un diamante en bruto (risas).

¿De qué manera esa disciplina y constancia que se requieren para estudiar Medicina, la ayudó como candidata de un certamen?

Yo pensé que la Medicina, el deporte y los certámenes no iban de la mano, pero me di cuenta de que tienen mucho en común, justamente por lo de la disciplina de levantarse todos los días a las cinco de la mañana, por los lugares a donde vas, y hay que estar siempre arreglada porque tratas con muchas personas. Aquello me pareció similar a lo que yo ya había vivido. Me encanta la ginecología.

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¿Ha tenido la oportunidad de traer niños al mundo?

Todavía no. Pero es increíble ver cómo la mujer da y recibe una vida, fue lo que me hizo escoger la especialidad que quiero ejercer. El primer parto que vi fue uno expulsivo, es decir la chica vino con el niño ya casi afuera. En el internado aprendí a amar los partos. Estoy esperando que se me abran las puertas. Tengo un proyecto social que está vinculado a las mujeres, dividido en tres partes. La primera son charlas de educación sexual a niños y adolescentes y por supuesto a padres en sectores vulnerables. La segunda es planificación familiar. La tercera es hacer conciencia sobre el virus del papiloma humano, porque el 80 % de las mujeres lo tienen y no lo saben. El cáncer de útero es la segunda causa de muerte. 

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Tiene en la mira a Portugal para seguir estudiando. ¿Por qué?

Allá la educación es buena, sobre todo la que tiene que ver con ginecología. También es muy bueno el estilo de vida y me defiendo con el idioma.

Ahora que ya es doctora y con metas que cumplir, ¿su familia vio con buenos ojos que ingrese al reinado?

Si yo le digo a mi mamá (Tammy) que quiero irme a la China, ella me apoya. Siempre me recuerda que todo se puede. Cuando le comenté que iba a participar en el certamen, lo tomó muy bien. En ocasiones me decía que le gustaría verme algún día concursando. En todo este proceso, era la más emocionada. Si le decía que necesitaba unas donaciones, armaba una cadena increíble con su grupo de amigas. Había bastante cariño de la gente, que no pensé en recibir porque no era del medio, no era alguien que había probado tenerlo. Creo que se peca en pensar en negativo.

Se obsesionó con la apariencia

Muchas mujeres solo viven pendientes del físico. ¿Le ha pasado eso?

Cuando era adolescente tuve un problema alimenticio, pero aprendí a dejar de obsesionarme por mis medidas y a sentirme sana. Si yo me siento sana, las medidas de mi cuerpo son secundarias. Fui deportista, como comentaba, y por este quiebre que tuve en mi nutrición llegué a un punto en que me enfoqué solo en el deporte, en cómo se veía mi cuerpo, en mi apariencia física. Me obsesioné, era una persona que pesaba cada gramo de comida, cada carbohidrato. Me privé de muchas cosas, perdí muchísimas oportunidades. Si mis amistades me invitaban a salir, me quedaba en la casa porque sabía que iban a comer. Pero reaccioné porque no quería eso para mi vida, entonces empecé a crear una buena relación con la comida.

¿Cómo lo logró? Son trastornos complicados.

Le agradezco muchísimo a mi primer noviecito, que me decía que no estaba bien. Nunca se peleó conmigo por eso, pero me decía que necesitaba ayuda. Yo no lo veía así en ese momento, las personas que están sufriendo este problema piensan que son los otros los que están en contra de ellos. Soy una persona que se cuestiona bastante, no para mal. Le pregunté a mis amigas y ellas también coincidían en que lo que hacía no era saludable. Recordé que mi mamá me decía que no estaba comiendo y que me veía enferma. Necesitaba ayuda, fui con psicólogos, y también con voluntad propia, es decir puse de mi parte, porque no sirve de nada si realmente no aceptas que tienes el problema.

María José Silva.
Luce sus tatuajes.Gerardo Menoscal

Perdió a su padre a los tres años

Son visibles algunos tatuajes que se ha hecho en su cuerpo. Uno de los más llamativos es un avión de papel con una fecha.

El avioncito de papel tiene la fecha de nacimiento de mi papá, porque él falleció cuando yo tenía tres años. Era piloto de helicópteros, se llamaba Carlos Francisco, era de la Aviación Naval. Murió en servicio. Aquello no me ha generado un trauma por los aviones, incluso de pequeña quería ser piloto, veía las fotos y me parecía maravilloso. Deseaba estar ahí, pero luego me fui inclinando por la Medicina.

¿Cómo la marcó no haber tenido papá?

Me hizo más fuerte, en el sentido de que me pude conocer más. En esto me ayudó muchísimo mi psicóloga, con la que he trabajado bastante tiempo. Empecé a darme cuenta de que sentía muchísimo apego con mis parejas. Cuando mis relaciones terminaban, era el fin del mundo. Era un duelo total. Era mi herida de infancia por mi papá. La vida se acaba en un segundo. “Hoy haré todo, mañana no sé si pueda” es mi mantra. Es lo que me enseñó la pérdida de un ser querido.

Enamorada

María José está enamorada y su pareja es el actor boliviano Andrés Salvatierra, quien participó en El poder del amor. “Andrés (Salvatierra) ha sido una persona que ha estado siempre conmigo. Conocía cómo era a lo que me iba a enfrentar, entonces me daba consejitos. Me ayudaba a sobrellevarlo muchísimas veces cuando yo me preguntaba si estaba haciéndolo bien. Siempre estuvo al pie del cañón”.

María José Silva.
Con su novio, Andrés.CORTESÍA

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