
Mario Vargas Llosa: el día que se fue a los golpes con Gabriel García Márquez
Un puñetazo marcó el fin de la amistad entre Vargas Llosa y García Márquez en 1976, un episodio icónico de la literatura
La muerte de Mario Vargas Llosa a los 89 años, ocurrida ayer 13 de abril en Lima, ha traído al recuerdo uno de los momentos más controversiales de su vida: el día que golpeó a Gabriel García Márquez, marcando el fin de una amistad que unía a dos gigantes del Boom Latinoamericano. El altercado, ocurrido el 12 de febrero de 1976 en México, no solo dejó al colombiano con un ojo morado, sino que también reflejó las tensiones personales e ideológicas que pasaron los escritores más célebres de la época. Mientras el mundo llora la partida del Nobel peruano, este episodio sigue siendo un hito que revela las pasiones humanas detrás de las leyendas literarias.
Un puñetazo que resonó en el Palacio de Bellas Artes
El 12 de febrero de 1976, el Palacio de Bellas Artes de México fue escenario de un incidente que nadie olvidaría. Vargas Llosa y García Márquez, entonces amigos cercanos, asistían a un evento cultural. Habían compartido años de complicidad en Barcelona, donde vivían cerca y se frecuentaban en caminatas y cenas. Sin embargo, esa noche todo cambió, según testigos, García Márquez se acercó a saludar a Vargas Llosa con un abrazo, pero este respondió con un puñetazo que lo derribó. El golpe, amplificado por un anillo que llevaba el peruano, dejó al colombiano con un ojo morado y en el suelo. Aturdido, y según testigos, el autor de Cien años de Soledad solo alcanzó a murmurar: "¿Y este por qué me pegó?". El silencio entre ellos se extendería por años.
Celos, política y rivalidades: las razones detrás del golpe
Las causas del enfrentamiento han sido debatidas durante años, con dos teorías principales. Una apunta a un conflicto personal: en 1976, Vargas Llosa atravesaba una crisis matrimonial con su entonces esposa, Patricia, quien buscó consuelo en García Márquez y del cuál, este le confesó ciertos secretos de Mario. Según relatos, el peruano interpretó esto como una traición, y su furia estalló esa noche en México. Testigos aseguran que, antes del golpe, Vargas Llosa gritó algo relacionado con lo que Márquez "intentó hacerle a su esposa". La otra teoría señala diferencias ideológicas como el detonante. Mientras García Márquez apoyaba la revolución cubana y mantenía una amistad con Fidel Castro, Vargas Llosa, que había simpatizado con la izquierda en los 60, se alejó de esas ideas y criticó abiertamente el régimen castrista. En 2017, el propio Vargas Llosa afirmó en Madrid que el distanciamiento se debió a sus visiones opuestas sobre Cuba, aunque muchos creen que los celos personales jugaron un papel más decisivo. Más allá de la razón exacta, el puñetazo reflejó las tensiones dentro del Boom Latinoamericano, un movimiento que unió a escritores como Julio Cortázar y Carlos Fuentes, pero que también estuvo marcado por rivalidades y desencuentros.
La ruptura entre Vargas Llosa y García Márquez duró décadas, pero en 2007 lograron una reconciliación privada, tres años antes de que el peruano ganara el Premio Nobel de Literatura en 2010, siguiendo los pasos de García Márquez, quien lo obtuvo en 1982. Aunque el episodio de 1976 quedó como una anécdota imborrable, sus obras siguieron brillando por separado, demostrando que su genialidad literaria trascendía sus diferencias.
Ahora, con la partida de Vargas Llosa, el mundo recuerda este momento como un recordatorio de que incluso los más grandes no están libres de pasiones terrenales. Mientras sus lectores se refugian en sus páginas, la historia de aquel puñetazo sigue siendo un eco de la intensidad que marcó la vida de estos dos grandes amigos.
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