
Mario Vargas Llosa: el legado del Nobel que fue más que un gran escritor
El Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa fue escritor, pensador y defensor de la democracia y la libertad individual
Decir que fue un gran escritor es quedarse solo en lo evidente. El fallecimiento del peruano Mario Vargas Llosa, ocurrido en Lima el domingo 13 de abril, a los 89 años, invita a reflexionar sobre el inmenso aporte que representaron su pensamiento y sus luchas.
Su influencia trascendió la literatura: la cultura, la política y el ámbito intelectual del mundo hispano se vieron marcados por sus ideas y su palabra.
Vargas Llosa, columnista e intelectual público
Además de las novelas de las que muchos hablan, Mario Vargas Llosa destacó como un gran ensayista. En sus escritos dejó claro su pensamiento liberal, el mismo que buscó expresar en sus textos y columnas.
Durante décadas, mantuvo una activa presencia en el periodismo de opinión, con temas de actualidad política, cultural, social y literaria de América Latina y del resto del mundo. Fue colaborador habitual de medios de gran prestigio. Su columna más reconocida, Piedra de toque, se publicó con regularidad en El País (España), La República (Perú), El Nacional (Venezuela), La Nación (Argentina), El Mercurio (Chile) y, también, en El Comercio (Ecuador), entre otros.
Por ello, fue considerado un referente del debate público sobre la libertad, la democracia y el autoritarismo. También incursionó en la política. Este intelectual comprometido se postuló a la presidencia del Perú en 1990. Su propuesta liberal lo enfrentó a Alberto Fujimori y, aunque no resultó electo, su participación no pasó desapercibida y su voz política ganó aún más relevancia en América Latina y Europa.
Firme defensor de la libertad individual y de la democracia, su rechazo tanto a las dictaduras de derecha como a los regímenes autoritarios de izquierda lo ubicó en una posición que, aunque polémica, también gozó de amplio respeto.
Mario Vargas Llosa, una vida cosmopolita
Mario Vargas Llosa no solo vivió y trabajó en su país natal. España, así como Francia, el Reino Unido y Estados Unidos, lo acogieron. Fue un verdadero ciudadano del mundo y un intelectual global. Por ello recibió múltiples reconocimientos internacionales, además del Premio Nobel de Literatura, que en 2010 consagró su obra.
Su vida cosmopolita se reflejaba en su estilo, evidentemente elegante y sofisticado. Tuvo una fuerte presencia mediática, que se acentuó durante su relación con la socialité y aristócrata hispanofilipina Isabel Preysler.
Estuvieron juntos desde 2015 hasta diciembre de 2022, cuando su separación se hizo pública. La pareja protagonizó portadas de revistas del corazón y el mundo entero se fascinó con este romance entre dos figuras de gustos refinados e innegable clase.
Sin embargo, aquella exposición mediática que hubiera podido alejar de su acostumbrado rigor intelectual al autor de obras tan notables como La ciudad y los perros (1963), Conversación en La Catedral (1969), La guerra del fin del mundo (1981) y La fiesta del Chivo (2000), no lo logró.
Por eso hoy que ha partido, puede decirse con certeza que Mario Vargas Llosa fue mucho más que un escritor. Fue un intelectual comprometido, un pensador lúcido y una figura cuya influencia política y cultural no conoció fronteras.
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