Midiman: "Ahora la gente escucha rock y reguetón sin conflictos"
La música ochentera no es un algo obsoleto sino un espacio abierto para experimentar. El artista guayaco nos da su opinión
Aquello que llaman ‘música ochentera’, más allá de un estilo en particular, apela a un estado de ánimo, un sabor agridulce y nostálgico por una época pasada en la que la vida parecía menos complicada y era más fácil tener fe en el futuro.
Retrowave, un pie en el futuro y otro en el pasado
Leer másIncluso millennials y centennials, nacidos años después de esa década, suelen sentir añoranza por esas melodías tristonas y fáciles de bailar que fueron la banda sonora de un mundo preinternet que para ellos parece la prehistoria y que no vivieron en lo absoluto, pero con el que conectan emocionalmente, por extraño que parezca.
Se podría llegar a pensar que interpretar este sonido es una forma de estancamiento o retroceso. Nada más lejos de la realidad, porque en los últimos años han surgido varios subestilos como chillwave, retrowave, darksynth, vaporwave, cyberpunk, que apelan a ese sentimiento y han refrescado y revitalizado el movimiento.
Esta semana el artista guayaquileño Midiman (Alfredo Pazmiño), uno de los pioneros en el synthpop en Ecuador, conversó con EXPRESIONES sobre su música, las emociones detrás de su arte, la ciudad y sus planes a corto plazo.
¿Cuál es el encanto de este sonido que engancha tanto?
Bueno, si hablamos de 'encanto' de estos géneros musicales contemporáneos, este radica en una combinación única de nostalgia, emociones melancólicas y una atmósfera que te envuelve. Son estilos que reviven sonidos y estéticas de los 80 y 90, lo que conecta a quienes pertenecemos a esa generación que siente nostalgia por esa época, ya sea porque la vivimos o porque idealizamos esos tiempos a través de medios actuales.
Son estilos musicales cargados de referencias retro, sintetizadores analógicos y estéticas visuales que evocan viejos videojuegos, películas y tecnología ochentera. Es música que nos transporta a épocas pasadas y genera una conexión emocional profunda.
Aunque es música 'fácil de bailar', también tiene una carga emocional significativa, ya que crea una atmósfera de tristeza y reflexión que resuena en una era marcada por la nostalgia. En estos tiempos tan rudos, estos géneros ofrecen una especie de escape.
Podría decirse que más que un género es un campo abierto donde caben muchas cosas. Por ejemplo, se asocia de manera natural a subgéneros como el metal gótico, pop, AOR (adult oriented rock), incluso el industrial. Hay infinitas posibilidades para experimentar.
Así es. Se puede considerar a estos géneros más como un campo abierto que como categorías estrictas o como camisa de fuerza. La música siempre ha sido un terreno de exploración y evolución, y con géneros como chillwave, retrowave, darksynth y vaporwave, la flexibilidad creativa es aún mayor.
Hay una asociación natural con subgéneros como el metal gótico, AOR y rock) e incluso el industrial, eso refleja la capacidad de estos géneros para absorber y fusionarse con otros estilos. Esto se debe a varios factores, como influencias compartidas, por explorar tonos oscuros y melancólicos. El empleo de tecnología, samplers y sintetizadores permite una versatilidad en la producción a la hora de experimentar. Al final, se crea una comunidad abierta, por así decirlo, que facilita el intercambio y la colaboración entre artistas de diferentes géneros. Las plataformas en línea permiten que la música cruce fronteras sin restricciones, lo que fomenta la experimentación y la creación de nuevos subgéneros.
Decía Bobby Liebling, vocalista de Pentagram: “Hay música triste que para ciertas personas tiene un poder edificante”. Me parece que le calza perfecto a lo que usted hace.
La afirmación del vocalista de Pentagram es muy cierta y refleja una paradoja interesante en la música: lo que parece ser triste o melancólico puede tener un efecto profundamente positivo y edificante en quienes lo escuchan. Esto quizás se debe a que la música triste a menudo toca fibras emocionales profundas. Escuchar canciones melancólicas permite a las personas conectarse con sus propias emociones, procesarlas y sentirse comprendidas. Creo que esto los ayuda a aliviar la tristeza al sentir que no están solos en su experiencia emocional. Suena irónico, pero es cierto.
La música triste también puede servir como un recordatorio de la complejidad de la vida. Al contrastar momentos de tristeza con momentos de alegría, se valora más la felicidad cuando se experimenta. Y ya que lo mencionas, mi música no es precisamente música de 'farra' (risas), así que puedo hablar con toda autoridad.
A veces se suele decir que Guayaquil es una ciudad tropical y que por eso géneros como el rock o el dark no tienen audiencias. Pero me parece que las nuevas generaciones han demostrado que muchos estilos pueden convivir e incluso compartir públicos. ¿Cómo lo ve?
Es un estereotipo común pensar que ciertas ciudades, como Guayaquil, debido a su clima o cultura predominante, no pueden albergar ciertos géneros musicales como el rock o el dark. Sin embargo, la realidad es más compleja y diversa, y lo digo por este mundo ahora globalizado en donde las influencias musicales trascienden fronteras geográficas y culturales.
Pienso que nuestra ciudad, al igual que muchas otras ciudades con 'flow', ha evolucionado hacia una mayor apertura y diversidad cultural. Las nuevas generaciones, en particular, han crecido con acceso a una gran variedad de música gracias a internet y las redes sociales. Esto les ha permitido explorar géneros que antes podrían haber sido considerados ajenos a su entorno. El rock, el dark y otros estilos alternativos han encontrado su espacio entre los jóvenes que buscan algo diferente a lo tradicional.
Es cada vez más común que los públicos de diferentes géneros compartan intereses y se crucen en conciertos y eventos. La idea de que una persona debe ser fiel a un solo estilo musical está quedando atrás. Hoy en día, es normal que alguien escuche rock, dark, reguetón y música electrónica sin ningún conflicto. Esta flexibilidad musical ha permitido que diferentes géneros coexistan e inclusive se apoyen mutuamente.
Cuéntenos sobre su participación en Libélula. ¿Se consideras un miembro más de la banda?
Hace aproximadamente un año y medio comencé a colaborar con Libélula por invitación de Gustavo, Ángel Negro, voz líder de la banda. Fue muy grato engrosar las filas de esta agrupación guayaca y podría decir que con ellos tuve 'conexión al primer acorde', como si siempre hubiésemos hecho música juntos. Siento que me tocó algo complicada la situación debido a que tuve que llenar el vacío, por así decirlo, que dejó Toñito Brigante, notable tecladista que fue parte de Libélula y que partió a su encuentro con el Creador en 2017 dejando la vara muy alta en cuanto a teclas.
Modestia aparte, con Libélula hicimos 'match' juntando nuestras trayectorias y experiencias para seguir en la lucha de llevar la bandera de ser “el lado B de la música electrónica”. Y sí, definitivamente me siento parte de la banda.
Sobre sus presentaciones en Perú
¿Cómo le fue en Perú el año pasado? Tuvo tres fechas a fin de año.
Pues ya son varias las ocasiones que he visitado tierras peruanas. El año pasado me reencontré una vez más con mis fans que me siguen desde mi primera visita en 2006. Midiman nació en Ecuador, pero creció musicalmente en La Oroya, una ciudad del interior de Perú, muy fría en clima pero muy cálida en afecto, llamada de cariño 'Manchester' por su cercanía con el synthpop y el new wave de tierras británicas, debido a una historia de muchas décadas atrás que vincula a empresas mineras del primer mundo con ese pedazo de tierra tan querido por mí.
Lima, Huancayo y La Oroya son paradas obligatorias, por así decirlo, cada vez que voy de gira a Perú y puedo jurar que cada vez que voy es mejor que la anterior. Conozco más fans, nuevos lugares, nuevas costumbres y lo mejor de todo es compartir mi producción discográfica con los seguidores que siempre me reciben con mucho cariño y respeto.
Grabando nuevos temas
Midiman tenía programado lanzar un EP, pero en conversaciones con su sello discográfico, Código Binario (Lima), tomaron la decisión de lanzar singles, para así ‘personalizar’ cada canción con remixes de otras bandas y reversiones, para que los fans se identifiquen con cada una y la sientan como propia.
“La preproducción y mezcla la hago en mi estudio personal (Synthesis Records) y luego de escuchar cada tema varias veces y cruzar ideas con mi productor, el peruano Daniel Meza, el tema pasa a masterizarse en Estudio Amigos en la ciudad de Lima. Actualmente con la tecnología, ya no existen fronteras para trabajar de manera ágil y eficaz”.
Tentativamente a fines de este 2024 estará lanzando el primer sencillo.
¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!