
Mikey Madison: "agradezco a nuestras trabajadoras sexuales"
Ya con el premio Óscar a Mejor actriz en sus brazos, la protagonista de 'Anora' muestra lo emocionada que está
Es de estatura baja (1.61) y tiene una sencillez que refleja la naturalidad de quienes aún transitan a la madurez, aunque esté por cumplir 26 años. Su piel, de un tono muy claro con matices rosados, se fusiona visualmente con el diseño de su vestido de Dior, según informa Sybila. La armonía entre la tela y su tono de piel crea un efecto sutil y elegante. En la alfombra roja sorprendió a la prensa y ya ha sido reconocida como "la más elegante de la noche".
Los que vieron la ceremonia del Óscar a través de la televisión recordarán los abrazos de sus compañeros en Anora y el entusiasmo cariñoso de Sean Baker, director del filme y ganador de cuatro estatuillas por la película mencionada. También saben cómo le fue entregado el papel que leería en el escenario del teatro Dolby. Ya con el Óscar en sus brazos, muestra lo emocionada que está. Se le suma nerviosismo, emoción y la lucha por no llorar. Con el papel en mano, dio su discurso de agradecimiento. Helo aquí:
"¡Vaya... esto es muy surrealista! Perdónenme, estoy nerviosa y voy a leer lo escrito en un papel… Muchas gracias a la Academia. (Nací y) crecí en Los Ángeles, pero Hollywood siempre me pareció muy lejano y, ahora, estoy aquí, de pie en este escenario. Me parece realmente increíble. Doy gracias a Neon, al FilmNational y a los estudios Universal. Gracias a mi extraordinaria familia: a mis padres, a mi hermana, al más pequeño de mis hermanos y, especialmente, a Miles, mi gemelo. Gracias también porque son mis amigos". (Mencionó luego a muchísimas personas que, por falta de espacio, se excluyen).
"Gracias a Brighton Beach por aceptar convertirse en nuestro hermoso telón de fondo" (revisa el papel) "y sorprendente comunidad. (…) Gracias a nuestros consultores. También quiero reconocer y honrar a nuestra comunidad de trabajadoras sexuales. Seguiré apoyándolas y seguiré siendo una de sus aliadas. Las señoras de aquella ciudad, que tuve el privilegio de conocer, fueron uno de los puntos culminantes de toda esta experiencia al filmar en sus localidades.
También quiero reconocer el trabajo reflexivo, inteligente, hermoso e impresionante de mis compañeras nominadas. Me siento honrada de ser reconocida junto a todas ustedes. Este es un sueño hecho realidad. Mañana despertaré, probablemente, viendo lo que fue. Muchas gracias… Sean, te adoro. Todo esto se debe a ti".
En la sala de prensa
Su ingreso es triunfal. Viéndola tan de cerca, parece aún más joven. Parece una muñeca japonesa. Le veo una mancha roja en una parte cercana al hombro. La observo con detenimiento… la mancha roja es huella de un beso femenino, al menos eso creo, pues tantas la felicitaron en el teatro mientras subía al escenario que alguna dama, al congratularla, no alcanzó la mejilla y sus labios se quedaron donde los encontré.
Ahora veo sus ojos cafés, sus gruesos labios y los diamantes que adornan su cuello. Tiene bonitas manos, y se las pueden ver porque sostienen el Óscar. Iniciada la entrevista, escucho una pregunta y una respuesta:
P: ¿Qué significa para usted no solo haber ganado el Óscar destinado a la Mejor Actriz, sino que Sean Baker se haya llevado cuatro estatuillas en una sola noche? ¿Y todas por una misma película?
R: Sean es maravilloso, es un escritor extraordinario, un editor asombroso. Es un verdadero amante del cine y ha dedicado gran parte de su carrera a contar historias realmente significativas. Estoy feliz porque él es un cineasta verdaderamente independiente ("indie", los llama la prensa estadounidense). Hace películas novedosas, alocadas, pero se divierte y se llena de alegría.
Todo empezó en Cannes, que entonces era simplemente un sueño para mí. Ese sueño, el de mi carrera, era ir a un festival de cine, pero finalmente, era el de Cannes. Todo eso fue maravilloso, especialmente para Sean, y por eso estoy feliz. Adoro a Samantha Quan (mujer de Sean Baker) y a todo el equipo de rodaje… Hablaré de ellos ahora y para siempre.
Los encargados de la sala de prensa miran el reloj. Sus rostros dicen: Nos está comiendo el tiempo. Nadie parece haberse dado cuenta y la entrevista sigue. Habrá lugar solo para dos preguntas más. Una es la que a continuación reproduzco. La última no tendrá espacio, y me abstengo de investigar. Afortunadamente, las preguntas han sido buenas y merecen destacarse. Mikey ha perdido el nerviosismo y está locuaz. Hay que aprovecharla.
P: Muchas felicitaciones. Si no me equivoco, usted ha protagonizado menos de diez películas en lo que va de su carrera. ¿Qué espera de este triunfo en el futuro?
R: Pregunta interesante. He estado pensando mucho en lo que pueda venir y también he mirado al pasado. He tratado de recordarme a mí misma que debo ser más visible en mi profesión. Lo más raro de todo esto es que no lo sé verdaderamente, no sé qué pasará en el futuro. Solo quiero seguir haciendo películas, seguir trabajando con personas que me inspiren y poder interpretar personajes llamativos, historias convincentes y, por lo tanto, lo que espero, simplemente, es saber que esta noche iré a casa para ver a mis dos cachorros. Probablemente, limpiaré sus desastres y eso me hará volver a la tierra. Sí, gracias por la pregunta.
Minutos después, se despide. Entonces viene a mi mente el pasado del cinematógrafo: si todavía existieran los grandes estudios y los contratos estelares, Mickey Madison estaría, al día siguiente, respondiendo llamadas de su agente y de las fábricas de ilusiones. Le dirían que habrá sesiones fotográficas, que recibirá unos cuantos guiones para que escoja su próxima cinta, que aumentarán su mensualidad y que los periódicos tendrán páginas y páginas sobre ella. Ese sería el futuro de una triunfadora, no la incertidumbre que, debido a las circunstancias actuales, existe.
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