Miriam Murillo y Augusto Enríquez, un amor que nació en las tablas
Se conocieron hace más de 40 años en el grupo El Juglar y desde ahí se han vuelto inseparables, llegando a trabajar juntos en teatro y televisión.
Hoy en día no es común que una pareja dure tanto tiempo en su relación. Pero si hablamos de estabilidad de un matrimonio en el ambiente artístico de Ecuador, sin duda se llevan el premio mayor los actores Miriam Murillo y Augusto Enríquez, quienes además son socios y fundadores de la compañía teatral Kurombos.
Cupido flechó a estos eternos enamorados hace más de 40 años y ellos hoy comparten su fórmula de amor con EXPRESIONES. "Tuvimos el tiempo suficiente para conocernos, nuestro noviazgo fue largo. Cada uno supo de esta manera cómo era el otro, a diferencia de las parejas de hoy que se unen sin conocerse o se casan por un hijo sin llegar a convivir, al no conocerse lo suficiente, se separan", afirma Augusto.
Conjugar el trabajo actoral para ellos ha sido beneficioso, inclusive siendo muy jóvenes estudiaron en Argentina persiguiendo el mismo propósito. "A nosotros nos ha funcionado vernos todo el tiempo, conseguimos una armonía dentro y fuera de casa. No hay celos porque entendemos lo que implica esta profesión que no tiene horarios", comenta Miriam.
Ambos confiesan que no siempre han estado de acuerdo con algún proyecto o anhelo, por lo que las discusiones son inevitables, pero por salud mental y emocional determinaron no llevar un desacuerdo o desaveniencia al dormitorio.
Cuando surge una pelea, optan por ver televisión o realizar otras actividades lúdicas hasta esperar que las aguas vuelvan a su cauce. "SIempre tratamos que lo negativo no afecte nuestra relación, hemos podido separar las cosas", sostiene Augusto, pero no ha sido fácil.
La recordada 'doña Gioco', de 3 familias, reconoce entre risas que al principio fue una lucha de titanes en el ring, "pero con el tiempo se madura y se aprecia todo desde otra perspectiva". Para conseguir que su matrimonio funcione basaron su compromiso en la comunicación, el respeto y la responsabilidad. Si uno de estos elementos falla, la relaciòn se resquebraja.
El San Valentìn como otras fechas, implica para ellos trabajo, pues no conocen de feriados ni dìas festivos. Hace cuatro dècadas, en su época de enamorados, la disfrutaban al màximo, pero hoy es un día más. "No hay que esperar una fecha determinada para expresar tu amor a quien quieres, nosotros lo hacemos todo el tiempo, a travès de detalles como comer o irnos al cine, creando momentos", aseveran.
