Reseña: Misántropo, un thriller de tensión constante
La crítica estadounidense tilda la cinta de amarillista y racista
En Baltimore se festeja el arribo de un Nuevo Año, la muchedumbre celebra el momento con juegos pirotécnicos y su estallido no ha permitido escuchar los disparos que han matado a 29 personas.
El jefe del FBI, Geoffrey Lammark (Ben Mendelsohn) percibe que está frente a un asesino en serie. Para resolver el caso, llama a Eleanor Falco (Shailene Woodley), joven investigadora que lucha contra los demonios de su pasado.
A medida que empieza la cacería humana, se ven frustrados -en todo momento- por el comportamiento sin precedentes del criminal. Debido a su psiquis torturada, Eleanor podría ser la única persona que entiende la mente del agresor y así llevarlo a la justicia... no sin antes tropezar con Jack MacKenzie (Jovan Adepo) y un tal Dean (Ralph Ineson).
Damián Szifron, director argentino de la famosa Relatos salvajes, nominada al Óscar del 2014 en el campo de la mejor película internacional, hace su debut en Hollywood con este largometraje (119 minutos), no solo como rector, sino también coguionista. Y el resultado es brillante.
Sin embargo, la critica estadounidense la discute, la acusa de “amarillista, racista, llena de odio hacia las clases sociales y destructora del llamado sueño americano”.
Yo la veo astuta, despiadada, oscura, que su director trata que el espectador comprenda al asesino, que evoca al filme de Jodie Foster y Anthony Hopkins, El silencio de los inocentes (Óscar mejor filme de 1991), y ha osado crear un discutible jefe del FBI.
Pero hay que reconocerlo, Misántropo agarra al espectador desde el primer minuto. La película no fuerza, fluye y termina siendo una critica social. Especialmente en todo lo referente a la posesión de armas, tema candente en Ecuador.
También es portadora de un guion adecuadamente ejecutado en su temática, en su manejo; esto la hace viva y candente.
La banda sonora creada por el inimitable Carter Burwell, compositor para las cintas de los hermanos Cohen, es loable, acertada. Todo ello, por su buena ejecución, hace de este filme un thriller emocionante, en el que la tensión es constante, de gran ritmo y excelente final.
Ventaja es la sapiencia con que aplican los momentos de silencio y una cinematografía, del también argentino Javier Juliá, que unifica imágenes en toda la crueldad que encierra el aspecto psicológico del argumento.
La actuación de Shailene Woodley es pasmosa, tan fuerte que se destaca sobre el resto de sus compañeros de reparto.
CALIFICACIÓN: * * * *
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