Muerte al 2020: sátira de un año catastrófico
Al Campbell y Alice Mathis decidieron reírse del 2020 con un falso documental que habla de los temas que azotaron el año que acabamos de despedir.
Dash Bracket (Samuel L. Jackson), reportero del New Yorkerly entrevista a personajes y seres comunes para escribir uno de sus famosos artículos. Entre ellos figura el historiador inglés Tennyson Foss (Hugh Grant), Bark Multiverse (Kumil Nanjiani), ejecutivo carente de moral, Isabel II (Tracey Ullman), reina de Inglaterra, Pyrex Flask (Sameon Kayo) científico bastante ridículo, la doctora Maggie Gravel (Leslie Jones), psicóloga, Duke Goolies (Joe Keery), un milenial que trabaja en redes sociales, dos féminas que representan a la mujer común: Gemma Nerrick (Diane Morgan) y Kathy Flower (Christin Miliot). Finalmente, Jeanetta Grace Susan (Lisa Kudrow), vocera política sin bandera. ¿El tema? Los hechos acontecidos el año pasado.
¿Es posible reírse del 2020? Bueno, los directores Al Campbell y Alice Mathis (de la serie Magia negra) creen que sí y para sostenerlo han recurrido a 18 guionistas y con ellos engendrar este falso documental que habla de política, del coronavirus y de eventos ocurridos en Australia, California, Hollywood, Washington, Londres y un largo etcétera que no incluye a Ecuador, plato fuerte que bien pudo figurar en la degollina.
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Leer másPero Campbell y Mathis afirman haber gestado la mordacidad de esta comedia a través de la sátira ofensiva, de actuaciones groseras como la de Leslie Jones, supuesta analista del comportamiento humano; en el díscolo científico y especialmente en el cinismo del historiador inglés, todos ellos -supuestamente- grandes conocedores de la gestión humana.
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Leer másLa entrevista a Isabel II es una de las mejores secuencias y como el rol está en manos de la excelente Tracey Ullman, esos momentos si generan risa, especialmente cuando le preguntan sobre el príncipe Harry y su Meghan. La reina no lo dice así, lo que ella profiere es un “¿Harry y…quién?”. La Ullman no copia a la soberana, simplemente la une a su personalidad y logra un perfecto ensamblaje. Hugh Grant tiene en su diálogo una de las mejores frases: “La gente piensa que la democracia es permanente e inalterable pero en realidad se debe alimentar continuamente”.
Las apariciones del presidente Donald Trump y de Joe Biden están llenas de epigramas. Sobre el primero: “¡Detengan el conteo!”. Sobre el segundo: “Parece el chequeador de boletos en un tren”. “Le pusieron mascarilla para que no diga estupideces”. “Gemelo de un fantasma”.
El tema del coronavirus es trazado con ironía por la forma en que China escondió la pandemia. El asesinato de George Floyd es transparentado con vehemencia, los premios Oscar no se escapan y la cultura del meme queda reflejada en el personaje llamado Keery, donde Goolies lo interpreta con absoluto desparpajo.
No obstante, lo mejor de todo son los segmentos de “la mujer común” y de “la cónyuge racista”. Como tales, Morgan y Miliot demuestran ser excelentes actrices. Sus palabras, sus rostros, son reproducciones exactas de aquellas señoras que tienen gran sentido común pero llenas de negativismos. Cuando Gemma habla de la posibilidad del encuentro con un ser amado, lo va diciendo mientras sus ojos empiezan a llenarse de lágrimas y es entonces cuando la comedia se convierte en punzante realidad pues la pandemia la distanció del amor. Y cuando afirma que “por el virus dejé de utilizar las manos y utilicé los codos… entonces… ¡mi novio desapareció!”, frente a ello el doble sentido se convierte en patetismo. Milliot, en cambio, es pura comprensión pero encuentra excusas a todo lo que piensa y termina demostrando que sus prejuicios raciales van más allá de su inteligencia.
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Leer másEn párrafo aparte debe ponerse a Lisa Kudrow; ella es la encarnación de la política: negar todo lo causado, lo dicho, lo robado, lo perjudicado pero sin olvidar sus intereses. Escuchar sus parlamentos, sus negativas, su jugar con la prensa es ver a la razón del estado en su irreflexión.
¿Dónde falla Muerte al 2020? En su a veces falta de mayor entelequia y, sobre todo, al ponerla junto a Caballero sin espada (1939), El ciudadano (Kane, 1941), Z (1969), Todos los hombres del presidente (1976) y En primera plana (Spotlight, 2015), los mejores largometrajes que sobre política haya plasmado el cine.
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