'El último lugar del mar', danza que expande los límites del cuerpo
La obra explora la fecundidad y la esterilidad a través del movimiento. Se estrena en Quito este 20 de junio, entrada libre
“Era un domingo cualquiera. Fui a visitar a mi familia, y después de pasar un día lindo, me despedí de mi papá, como siempre. Al día siguiente, mi papá salió a correr, le dio un paro cardíaco y falleció. Ese es mi último lugar del mar”, relata el artista multidisciplinario, director teatral y docente, Pablo Roldán.
(Te puede interesar: 'Las niñas del naranjel', una crítica al colonialismo y a la explotación
Este concepto, la posibilidad de la vida y la muerte, conviviendo juntas en instantes, fue el punto de partida para la obra transdisciplinaria que el artista desarrolló junto al elenco contemporáneo de la Compañía Nacional de Danza, y que se estrena este jueves en el teatro de la institución, en la capital.
“Después de pasar por el dolorosísimo proceso de duelo, me empecé a cuestionar algunas cosas, y a hacerme preguntas. Esas preguntas, ¿cuáles son los límites del cuerpo? ¿El movimiento puede ser un medio para cuestionar las fronteras de lo orgánico? ¿La identidad de los sujetos sigue siendo biológica, o es un cuerpo expandido por las “nuevas tecnologías del yo”, como la cibernética y la informática? Fueron para mí un punto de partida para esta obra”, señala Roldán.
Tras compartir su testimonio y sus dudas, el director teatral le pidió a los quince artistas del elenco que pensaran cuál era el ‘último lugar del mar’ para cada uno y les propuso revisitar el mito griego de la hechicera Medea: una princesa bárbara que, tras ser traicionada por su esposo, el héroe griego Jasón, mata a sus hijos en común en un acto de venganza.
“La idea era que este mito cobrara actualidad cuando lo ritual y lo atávico -la posibilidad de dar vida para luego quitarla- se amalgamara con lo artístico -la danza y el performance- y lo tecnológico”, añade.
Quito: Una muestra une arte y literatura en la Flacso
Leer másEl trabajo colaborativo entre Roldán y los artistas dio paso a esta obra, elaborada en tres actos, en los cuales los bailarines construyen una poética que interpela los signos de la fecundidad y la esterilidad a través del movimiento.
La pieza inicia sobre un escenario silencioso, en el que dos docenas de huevos han sido colocados.
Los bailarines ingresan, bailan, se mueven y corren, siempre sin pisar los huevos, generando una potente imagen sobre la vida y la muerte.
Según Roldán, el resultado de este proceso creativo es un espectáculo de danza que amplía los límites de la representación del cuerpo en la danza contemporánea.
“En una obra convencional, la mirada del espectador se recrea en el “cuerpo de baile”, en una experiencia visualmente placentera. En cambio, aquí, la imaginación altera el cuerpo y trastorna el movimiento, para borrar los límites entre el “mundo de adentro” y el “mundo de afuera”. De allí surge un sujeto danzante que es a la vez individual y colectivo, con una naturaleza mutable y una identidad elusiva: “este ser que danza puede ser humano y divino; objeto y sujeto; animal y racional; cuerpo y sistema/máquina”, agrega.
Las funciones serán el jueves 20, viernes 21 y sábado 22, a las 19:00. La entrada es libre.
'El último lugar del mar': hablar de rupturas
Los paisajes sonoros de Martín Samaniego
Leer másLa estética de la obra se basa en la danza contemporánea: un tipo de danza que surgió a fines del siglo XIX como una reacción frente a formas más estilizadas, como el ballet. La danza contemporánea busca representar escénicamente todos los aspectos de la vida a través de movimientos originales e innovadores. Su objetivo es reflejar el mundo interior y la subjetividad de los bailarines.
La ruptura con el canon y con la forma es un ejercicio vital de lo contemporáneo, y en ‘El último lugar del mar’, estos quiebres vienen no solo de la forma, sino también a través de sus características.
“Esta obra tiene silencios, tiene mapping y tiene una banda sonora particular que está compuesta a base de música urbana, música andina, cumbia, reguetón. Es la primera vez que trabajamos con este estilo, y eso mismo, esa extrañeza musical nos puso en un estado que nos desinhibió totalmente y que influyó en la creación. Es un diseño sonoro que genera unas atmósferas bellísimas, que para nosotros fue también algo totalmente distinto, y es una dinámica que sorprenderá al público”, señala el bailarín Darwin Alarcón.
Una propuesta contemporánea
Jorge Alcolea, director titular encargado de la Compañía Nacional de Danza explica que la entidad trabaja bajo dos modalidades: obras de repertorio y obras elaboradas bajo pedido.
“Cada año buscamos trabajar con un director invitado, internacional o nacional. Todos los años recibimos muchas propuestas coreográficas, y haciendo la revisión, nos interesó mucho esta obra de Pablo Roldán, que entraba en esa dinámica de experimentación, de lo performático, de trabajar con objetos y con varias otras dinámicas, que se adhieren a la esencia de lo que es el elenco contemporáneo” dice.
Alcolea señala que, durante el último semestre del año, los tres elencos de la compañía mantendrán una nutrida agenda con sus obras de repertorio como ‘Carmen’ y ‘Awana’, pero que también concretarán dos nuevos estrenos, entre ellos la pieza de danza ‘Entre líneas’.
Para más contenido de calidad, SUSCRÍBETE A EXPRESO