Oriana Setz: "Dejaré mi legado en los niños y jóvenes a los que enseño"
La cantautora venezolana creció en Ecuador. Trabaja en Escocia con fundaciones de refugiados y personas con autismo
Oriana Setz es una cantante y compositora de indie pop y coach vocal. Nació en Venezuela hace 28 años. Su padre (Erardo) es chileno y su madre (Mónica), ecuatoriana. Aunque creció en Quito, vive en Glasgow, Escocia, y ahora por vacaciones se encuentra en Estados Unidos.
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Inició su aventura musical cuando apenas tenía ocho años en el coro del colegio Los Pinos, en la capital ecuatoriana. “Una experiencia muy importante, porque desarrollé mi oído y mi talento. Las profesoras le decían a mi mamá que me inscriba en clases de canto para aprovechar el don. Recién a los 14 años se dio aquello, pues nuestra situación económica era complicada”.
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Leer másSiendo mayor de edad, una beca la llevó fuera de su hogar para estudiar en el Berklee College of Music, en Boston. En 2019 participó en 'La Voz US'. De su álbum debut, 'Metamorfosis' (2020), se desprende el primer sencillo, 'Pieza perdida', y ''Broken crayon' ('Crayon roto') es su más reciente material.
También residió con su esposo, Sam Dixon, en Nueva Zelanda durante la pandemia. “Íbamos a visitar a su familia y nos quedamos varados. De noviembre de 2019 hasta julio de 2022, nos quedamos en esa lejana tierra”, cuenta Oriana, quien es la líder de la banda que lleva su nombre, en la que su pareja es tecladista y guitarrista.
Como coach, trabaja en las fundaciones Paragon Music, My Music y The Sound Lab, con niños y jóvenes refugiados, con autismo y con capacidades distintas.
Relaciones familiares en una canción
Para los que han vivido la migración, nunca es fácil. Usted se marchó a tierras muy lejanas.
Fui a Estados Unidos a estudiar. Viví también en Nueva Zelanda y Escocia. Allá reside mi hermana mayor, Eva, que también es música. Nos llevamos bien y decidimos vivir cerca. Adaptarse no fue fácil, porque es muy frío. Nunca se ve el sol, es muy gris. Si alguna vez han migrado, saben lo difícil que es estar lejos. Lejos de los que amas, de tu zona de confort y de todo lo que conoces. Todo se siente nuevo.
Sin embargo, las oportunidades son mayores…
Hay muchas de esas oportunidades y yo puedo vivir de la música. Aquello es una maravilla, lo máximo. Tengo amigos músicos en Ecuador a los que les cuesta vivir de este oficio.
Las relaciones humanas y familiares son la temática de su reciente canción y video. ¿Por qué?
Acabo de lanzar una canción en inglés, antes hice temas en español. Yo los escribo. Se trata de esas relaciones que son difíciles de enmendar. Se enfoca en la familia y en el cariño familiar. Quería explorar ese amor y las complejidades de las relaciones humanas. De alguna manera es una invitación a reflexionar sobre las propias experiencias con nuestros parientes. Se destaca por su compromiso de generar conciencia sobre las relaciones familiares tóxicas. El video musical grabado en Escocia fue producido por mí. Presenta escenas bailando de manera expresiva y con una combinación de testimonios personales y videos antiguos que reflejan los buenos recuerdos en familia. La temática es universal.
¿Ya no se ve viviendo en Ecuador?
No lo creo. Mi pareja, que es una mezcla también de varias nacionalidades, solo habla inglés. Viviremos en países que hablen ese idioma. Hemos producido algunas canciones juntos.
”Me encanta descubrir voces y estilos”
No todos los artistas son coach. Para eso se necesita madera y usted la tiene.
Aparte de cantar y escribir, soy mentora de músicos infantiles y jóvenes. Desde los 16 años he dado clases, lo que aprendo lo enseño, siempre me encantó. Aquello lo hago de manera privada.
Es importante el talento, pero la actitud hace su parte…
Me enfoco en la actitud. Hay gente que tal vez no tiene el súper talento, pero se prepara y hace el esfuerzo. A esas personas vale la pena formarlas y ayudarlas. No es cuestión de suerte ni de marketing, es técnica, dar las herramientas para que saquen la voz y que no sean copia de nadie, sino auténticos. Me encanta descubrir voces y estilos. Cuando copian comienza a sonar todo igual, se pierde la oportunidad de contar nuestras historias. Lo interesante es saber hasta dónde llegan los que quieren trabajar la voz.
Estuvo en los zapatos de los competidores cuando participó en La Voz USA. ¿Qué recomienda a aquellos que van con muchos sueños a estos reality shows?
Creen que porque son músicos es suficiente, pero están equivocados. Si quieren hacer este oficio parte de su vida, tienen que hacerlo con un orden y entrenar como se hace con cualquier otra habilidad. La práctica hace al maestro y deberían enfocarse en lo que les apasiona. No dejarse llevar por lo que la familia o un mentor les dice que canten. Tienen que interpretar lo que les guste, lo que sientan con el corazón, con el alma, y que se involucren. Aquello se nota hasta por los poros y permite que nos conectemos con la audiencia.
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Leer másHaciendo referencia a tener un estilo propio y no copiar, ahora la onda es urbana y todos miran hacia ese lado.
Si alguien disfruta de lo urbano, está bien. Lo que cuestiono es que se crea que solo existe ese género y nada más. Es obvio que solo les interesa hacerse famosos, no crear buena música. Muchas de esas canciones explotan el machismo y están llenas de malas palabras. No le veo la utilidad, sobre todo porque son influencia negativa para los jóvenes y todo se normaliza. Aunque también creo que existe buen material urbano con contenido, poesía, calidad, y es divertido.
”Cuando veo a los refugiados recuerdo cuando emigré”
Ella y su esposo Sam se conocieron en la Universidad en Boston. Aunque se han mantenido juntos desde hace diez años, recién hace dos se casaron. Por ahora no quiere ser madre. “Estamos enfocados en nuestras carreras y en viajar. No he sentido la necesidad de ser mamá, ese instinto. Dejaré mi legado en los niños y jóvenes a los que enseño”.
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Dicen que los niños y jóvenes son como una esponja, todo lo absorben.
Así es. Trabajo en tres fundaciones con refugiados, con niños con autismo y capacidades especiales. Tienen una gran sensibilidad. La música tiene esa parte social que permite conectar con la gente y nos hace poner los pies en la tierra. Los artistas lo necesitamos. Me satisface. Además, me interesa mucho la psicología. Los refugiados provienen de Ucrania, África, Medio Oriente… Llegan con mucho miedo. Se les da todo. Es increíble verlos, porque recuerdo cuando emigré, mis circunstancias no fueron tan adversas como las de ellos. Se sienten muy agradecidos por aprender música, porque de donde provienen son países en conflicto donde aquello es imposible. Tener la oportunidad de expresarse, recibir apoyo y desarrollar el arte es lo máximo para estos chicos, quienes le ponen más ñeque.
Dicen que cuando se carece de algún sentido, se desarrollan otras capacidades.
Algunos niños con autismo no son verbales, pero se comunican de cualquier forma, a través de la música, el arte… Todo es más abstracto. Es hermoso ver cómo esos niños o adolescentes se sientan a nuestro lado y lo entienden todo, porque son muy intuitivos y creativos. Gano en esas clases, porque se me abre el mundo. Nos enseñan que existen otras formas de comunicarse. Valoro lo que tengo.
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