Pandemonio, una obra que muestra las 'pesadillas' del subconsciente
En las telas y grabados se vislumbran arlequines, payasos, espectros, figuras fantasmagóricas y 'seres' de la imaginación
En 21 piezas elaboradas desde el 2020, se retrata el afán de mostrar facetas del subconsciente que, normalmente, cuesta aceptar, develar o sanar y, sin embargo, están presentes más de lo que desearíamos tanto en nuestras acciones como en la imaginación.
En ella convergen personajes de ciertas obras de teatro, provenientes de sueños o pesadillas, algunos imaginados, y otros son producto del propio artista. El título alude a un lugar donde existe mucho ruido o confusión y es también, etimológicamente hablando, (pandemónium) la capital imaginaria del reino infernal.
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"En la actualidad urge representar una parte íntima del subconsciente. Pandemonio porque siempre me ha fascinado el avance de los cualitativo y la realidad. Es una ruptura de lo real y lo creativo. Es una nueva mirada a los fenómenos sociales, climáticos", expresa Virgilio Valero Montalván, artista de la obra Pandemonio.
En las telas y grabados se vislumbran arlequines, payasos, espectros, figuras fantasmagóricas, pesadillas representadas en seres, que se mueven sobre cuerdas flojas, dentro de corredores sin salida, aunque curiosamente son abordados desde colores cálidos, como cuando evoca pasajes relativos a la Diablada de Píllaro, celebración popular del cantón homónimo en la provincia de Tungurahua, Ecuador.
En su texto curatorial, Amalina Bomnin, PhD en Ciencias sobre Arte, comenta que “PANDEMONIO, apuesta por comentar acerca de esas facetas del subconsciente sobre las que a menudo nos cuesta charlar, develar o sanar; en ella convergen personajes teatrales provenientes de sueños o pesadillas, y también posibles alter egos del artista".
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Francis Picabia escribió su novela Pandemonio en 1924 sobre el ejemplar que recogiera historias y visiones críticas de las experiencias llevadas a cabo por los iconoclastas artistas de entonces sobre el desequilibrio existencial de la sociedad contemporánea.
"Nos permiten calibrar esa dimensión díscola presente en los sueños, el pensamiento, la imaginación y la realidad como un posible salvoconducto para restablecer la vitalidad que nos han usurpado el racionalismo y la lógica, concluye el texto curatorial de Bomnin.
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