Patricio López: "Fue un halago que se fijaran en mí"
El cantante y actor volvió de Europa con el segundo lugar en el Festival de la Canción de San Remo, versión sénior
A sus 40 años de trayectoria, el cantante, actor y productor Patricio López, quien es parte del elenco de la compañía Danzas Jazz, intervino en el Festival de la Canción de San Remo, versión sénior, que se desarrolló el mes pasado en esa ciudad italiana. Logró el segundo lugar con el tema Enamorado de la vida, de Enrique Izquieta y con los arreglos de Gustavo Pacheco.
Patricio López irá al Festival de San Remo
Leer másNo es la primera vez que participa en un certamen musical. En 1990 representó al país en el Festival de la OTI en Estados Unidos con la canción Por amor al arte, de Jimmy Arias. Esta nueva participación se la dedicó a su madre (Rina de Jesús), quien falleció en abril del 2024 y era soprano.
Ramón Patricio Yépez López son sus nombres y apellidos, pero usa el apellido materno porque “gracias a mi progenitora soy lo que soy, siempre apoyó mi carrera, me impulsó. Después de su fallecimiento estuve en Italia. Canté en su honor”, cuenta con mucha emoción.
"Mi sueño siempre fue continuar con mi carrera musical"
Palabras mayores es este festival, por ello la experiencia habrá valido la pena…
Fue una experiencia enriquecedora, siempre he estado vinculado al arte, ya sea a la música, teatro... Más allá de llegar al segundo lugar, compartí con artistas de diferentes países y edades y con un mismo ideal. Siempre me motivan estos certámenes. El Festival de San Remo es uno solo, pero lo han dividido en algunas versiones. Hay la versión junior para jovencitos y sénior es para cantantes de 34 años en adelante. Estoy recogiendo lo sembrado, porque de España e Italia me han invitado para ofrecer shows. Me siento feliz por lo conseguido.
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¿Cómo dio el salto a San Remo? Muchos quisieran, pero pocos lo logran.
Me inscribí, de más de mil participantes que se apuntaron, se fijaron en mí. Aquello es un halago, pasé a la semifinal, eran 76, y llegar a la final no lo esperaba. Ahí quedaron más de 20. Mi experiencia fue muy bonita, porque se dio mucha camaradería entre los artistas, lo que en ocasiones no siento en Ecuador. Generalmente se siente pica, envidia. Da pena decirlo, pero es así.
¿Recuerda algún momento especial de lo vivido?
Viví algo especial durante la final del festival. Cuando el animador me presentó y salí, se dieron problemas con el sonido. Empecé a hablar en inglés para quemar de alguna manera el tiempo hasta que se arregle el inconveniente. Aquello me sirvió para ganarme al público. Me hice notar. Dios me dio mucha tranquilidad, gracias al alma de mi mami lo supe manejar, hasta los animadores se pusieron nerviosos. Cuando el certamen terminó, nos fuimos a festejar.
¿Siempre ha estado enamorado de la vida?
Por supuesto, porque la vida es hermosa y no tiene valor, es sagrada.
Aunque se crea que se alejó de la música, ¿nunca se dio aquello?
Siempre ha estado vinculado al teatro musical, lo que tal vez no he hecho es grabar discos o son pocas las presentaciones o conciertos que he ofrecido, pero nunca he abandonado lo que es mi pasión. Tampoco la he descuidado, siempre estoy estudiando. Todas las mañanas practico, hago mis ejercicios, tengo una herramienta que es mi voz.
¿Entonces se vinculó de otra forma al arte?
Descubrí que el teatro musical es hermoso pero a la vez complicado, porque se canta, baila y actúa al mismo tiempo. Mi fuerte no es el baile, lo admito. Siempre mi sueño fue continuar con la carrera musical. Se puede decir que la estoy retomando. Mientras estemos vivos, nunca es tarde.
¿Volverá a ofrecer conciertos, a grabar…?
Así es. Ya tengo dos canciones. La primera se llama Sabrosa maldición. Estoy trabajando con el arreglista Raúl Vélez. Son baladas rítmicas. Antes se dependía de las disqueras, ahora es diferente. El mundo cambió, ya el público no está esperando que salga un disco, nos escucha en las plataformas. Los temas saldrán en 2025, Raúl me está asesorando. Como cualquier ser humano tengo derecho a hacer lo que me gusta.
¿Por amor al arte?
(Risas) No por amor al arte, tiene que dejar algún beneficio. Hace un año ofrecí un recital, fue algo pequeño, dirigido a un grupo determinado. Hay que vivir, comer…
La herencia materna
El público recuerda a Patricio López, el del Festival OTI…
Aquel certamen me dejó recuerdos y experiencias maravillosas en Las Vegas, Nevada. Ahí precisamente conocí a Enrique Izquieta, tenía un restaurante en el que presentaba artistas. Ya está grande, pero se mantiene muy bien. Ahora me dio uno de sus temas con el que participé en San Remo.
¿Tras su participación se quedó en Europa?
Era la oportunidad de conocer Roma y El Vaticano, nunca había estado. Luego me marché a Portugal. Tenía una deuda moral porque, tras la muerte de mi madre, no pude acudir al matrimonio de una sobrina (Celeste). No sentía ganas ni ánimo. Estaba procesando su partida, viví mi duelo. Consideré visitarla ahora y aproveché para ir al Santuario de Fátima. Una experiencia maravillosa.
Datos
Patricio López tiene 66 años, aunque parece de menos. “No me creen cuando digo mi edad. En Europa me pasó”, cuenta entre risas.
Descubrió su talento musical desde muy niño. Heredó el talento de su madre. “Ella era soprano, se dedicó al arte en su juventud. Luego, cuando se casó, se alejó. Yo siempre estaba junto a un equipo de sonido escuchando y cantando los temas de moda”, añade.
Luego ingresó al conservatorio Antonio Neumane en el que estudió solo tres años. “Salí porque solo enseñaban canto clásico, quería algo moderno, lo otro no era lo mío”.
Libres para amar fue uno de los temas de Patricio y el de la telenovela del mismo nombre de Ecuavisa que se grabó en 1991.
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