Pi9: "La música no debe ser perfecta"
La agrupación guayaquileña presentó el 6 de febrero Ícaro, el primer sencillo de su disco debut.
Lo que nació en 2017 como un grupo de alumnos de la Universidad Católica para estudiar jazz, evolucionó hasta convertirse en una comunidad de artistas.
Porque si bien Pi9 surgió como una idea del guitarrista Andrés Echanique, quien es su principal motor, él lo concibe como un espacio abierto a todo tipo de colaboraciones con los músicos que quieran sumarse a sus filas. Siempre con la premisa de tener total libertad creativa y expresarse sin las limitaciones que muchas veces implica encasillarse en determinados géneros o tendencias.
Después de las peripecias propias de toda banda (cambio de integrantes, falta de tiempo o presupuesto, incluso la pandemia), Pi9 concluyó ya la grabación de su disco debut, que consta de nueve temas. Conozcamos más detalles de sus objetivos, su dinámica interna y el proceso de grabación.
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Leer másAndrés, usted tiene otros proyectos musicales. ¿Qué le da Pi9 en particular que otras bandas en las que toca no le permiten transmitir?
Busco tener mayor libertad creativa. En Esputo Catatónico toco punk, un género que se caracteriza por su sencillez, totalmente alejado de lo académico. Telémaco, en cambio, es oscuro, no puedo meter ahí acordes alegres, brillos. Foco, otro de mis proyectos, es más rockero...
Sin embargo, Pi9 se define como jazz rock.
Pero no es jazz propiamente dicho, ni tampoco rock. Del jazz mantenemos el factor de la improvisación, que es clave. Cuando entramos a grabar, los temas tenían una estructura, pero todo lo que pueda suceder al momento de grabar, sucede en ese instante y nunca más. Yo quería atrapar eso. Yo defiendo la idea de que la música no debe ser perfecta.
Lo que no es lo mismo que dar cabida al error.
Claro. No quiero que se me malinterprete. Mis compañeros incluso han llegado a decirme que a veces soy demasiado ‘jodido’, porque soy muy exigente con el sonido que quiero lograr.
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Actualmente, lo acompañan John Villamar (también en Ludovico, Luis Rueda) y Fabricio Carriel (Callejón Zaruma, Telémaco), con un largo recorrido también en diversos grupos. ¿Considera que el ser amigos es un valor agregado para Pi9?
No me imagino grabando mi música con un desconocido. Yo le llamo ‘sintonía’. Si no estamos en la misma sintonía, es imposible trabajar. Si conectamos en el aspecto humano, si logramos que todo fluya, sucede también en el aspecto artístico.
Usted concibe Pi9 como una comunidad abierta.
Me encantaría tener un saxofonista, un pianista. Sueño con presentarnos como un doble trío, es decir, dos guitarras, dos bajos y dos baterías. Con Niñosaurios hemos conversado al respecto.
Durante el concierto de presentación del disco en Guayaquil, en Catapulta, lo acompañaron los bajistas Toño Cepeda y Alan Alfonso.
Sí. Iza Martínez también cantó nuestro único tema con letra, el cual aún no grabamos. Ellos también son parte del universo Pi9. La comunidad incluye a todo tipo de artistas, como por ejemplo Jordan Castro, quien diseñó los artes de nuestras canciones. Pi9 es nuestro granito de arena para que exista más unión y colaboración en la escena.
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Pi9 es música instrumental, así que surge la pregunta: ¿a qué hacen referencia los nombres de las canciones? Andrés nos lo explica a la perfección con un ejemplo.
“En el tema Alzheimer, que se me ocurrió en un sueño, me imaginé la historia de un músico que sufre esta enfermedad y durante un concierto olvida lo que está tocando, lo que obliga a sus colegas de la banda a seguirlo y cambiar constantemente de acordes para que el público no se dé cuenta. John y Fabricio me decían: ‘Esta canción no me la puedo aprender. Me olvido’, porque pasan muchas cosas todo el tiempo durante sus más de cinco minutos de duración. Entonces me dije: ‘Logré lo que buscaba’. Inicialmente, no sé cómo se va a llamar una canción. Y es como nombrar un hijo. Creo que me demoro más tiempo en buscarle un nombre que en componerla. Los títulos no son puestos al azar”.
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