El pintor ecuatoriano Olmedo Quimbita lleva la luz de sus obras a Puerto Rico
La exposición, titulada "Transiciones en el tiempo", estará abierta al público hasta el 14 de agosto
El pintor ecuatoriano Olmedo Quimbita exhibe 25 de sus obras más emblemáticas en el Museo de las Américas de Puerto Rico, la primera muestra de este artista indígena desde la pandemia de la covid-19.
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Leer másLa exposición, titulada "Transiciones en el tiempo", estará abierta al público hasta el 14 de agosto, y Quimbita, de 57 años, la califica como "todo un proceso de madurez" donde "como artista, cada trazo tiene una mayor significancia”.
“Es posible que luego la muestra pase a Estados Unidos, específicamente a espacios culturales de Miami y Washington. Para mí siempre es un motivo de orgullo acudir a estas invitaciones. No solo es mi obra, represento a Ecuador y el arte que forjamos”, remarcó en un comunicado Quimbita, conocido como "el pintor de la luz".
Durante el confinamiento por la covid-19, Quimbita siguió creando, apostado al pie del océano Pacífico, en su hotel-galería de la comuna de Olón, en la península de Santa Elena.
“Pinto la luz andina y la luz tropical. Pinto el mundo que me ha rodeado, y siempre con un profundo optimismo, retratando la belleza de la familia, de los niños, de las madres… del universo”, reflexionó el artista nacido en 1963 en Latacunga, ciudad andina ubicada en el centro de Ecuador.
“'Transiciones en el tiempo' lo considero un viaje interno, tanto a nivel a humano como a nivel artístico. Mi primera obra fue a los 7 años de edad; mi carrera artística lleva ya 35 años: ha transitado un tiempo y así ha sido año a año. He ido desarrollando temas y evolucionando como artista”, comentó.
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Leer másDe su paleta han salido unas 2.000 obras que han sido exhibidas en exposiciones individuales en países como Egipto, Jordania, Paraguay, Inglaterra, Israel, Austria, República Checa, España, Francia, México, Paraguay, Brasil, Costa Rica y ahora también Puerto Rico.
Encajada en el simbolismo latinoamericano, su obra no es costumbrista ni ofrece paisajes cotidianos, pero brinda al espectador un mundo imaginativo de realidades locales con el que el pintor marca su impronta en la denuncia de fenómenos sociales, y entre ellos la migración.