Políticos: Las redes sociales sacan su alter ego
¿Hay coherencia entre lo que los políticos muestran en sus redes sociales y en cómo viven el día a día de sus labores como personajes públicos?
Las redes sociales son una enorme plataforma de marketing, no solo comercial, sino también de la vida pública. A través de estas, los políticos han logrado suavizar o quitarle un poco de formalidad a sus propuestas o discursos, convirtiéndose en algo común y repetitivo dentro del sector.
La idea que antes se tenía de los funcionarios inalcanzables o extremadamente serios se ha ido diluyendo con el tiempo y, como ha pasado con el mundo entero, estos han tenido que ajustar su labor a lo que demanda hoy la sociedad: cercanía y contacto directo e inmediato, que únicamente se alcanza a través de estas aplicaciones.
Es posible también que las masas se hayan cansado del status quo del “intelectual” y, por ello, permitieron un nuevo discurso focalizado en lo informal que ha provocado que se vea como algo positivo, aunque en esto hay muchas opiniones al respecto.
Actualmente, cuanto más apuesta el personaje político por su imagen, más relevancia tiene, alcance o no su objetivo.
EXPRESIONES ha recogido algunos ejemplos nacionales e internacionales que han sabido construir una estrategia de comunicación digital que ha llamado la atención de la gente y de expertos en el tema.
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La prefecta del Guayas es la excepción en estos ejemplos, pues en sus apariciones públicas siempre se la ve muy fresca, sociable, amable y cercana con la gente, tal cual se muestra en redes sociales. Ella, desde el inicio de su candidatura, se hizo diferenciar de los demás políticos por su actitud y naturalidad frente a la audiencia, sin poses ni pretensiones.
Marcela Aguiñaga
A la exasambleísta siempre la ha caracterizado su formalidad y seriedad, sin embargo, desde el año pasado se ha dejado cautivar por las redes sociales, sobre todo por TikTok, en la que muestra una faceta nunca antes vista y totalmente diferente a la pública. Ella comparte videos de trends y aspectos de su gestión laboral mucho más informales.
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Tal fue la cercanía que quiso generar el político durante su candidatura a presidente en 2020 que si, en ese período, alguien le escribía por privado a sus redes sociales recibía una respuesta inmediata por parte de su equipo, cosa que ahora ya no hace.
La imagen que vendió en ese tiempo se ha ido disolviendo. Ya lleva un par de meses inactivo en TikTok, la plataforma en la que se presentaba más cercano y relajado con el público.
El actual presidente, Guillermo Lasso, también siguió esta misma estrategia previo a su elección y, aunque ha seguido publicando uno que otro video, ya no tiene la misma frescura de antes.
Sergio Fajardo
El que fue candidato a la presidencia de Colombia se ha convertido en un claro referente en este tema, pues conquistó a gran parte de la población, sobre todo a la joven, a través de sus divertidos y espontáneos TikTok. En ellos trataba de lucir lo más cercano posible, y haciendo contenido “gracioso” para atacar a los otros políticos de una manera más pasiva.
Las voces expertas
“Lo que buscan es cercanía y generar un contenido que sea familiar para el electorado, para las bases políticas. De esa manera, esperan -o intentan- mejorar su engagement en comunicación digital.
No creo que sea perjudicial para su imagen, ya que responde a esta transformación del discurso político que, como en todo, necesita adaptarse a las nuevas audiencias. En ciertos casos, vemos una estrategia que se conoce como ‘politainment’, que es esta mezcla de contenidos que busca no solamente hablar de temas que están dentro del marco del discurso político, sino que también quieren entretener. De alguna manera empezamos a ver ese contenido más frío, dramático y superficial y, en ese caso, sí creo que es dañino para la vida política en general, porque ya no se discute sobre temas de interés público, sino sobre la ropa, la casa, la relación amorosa, etc., de estos personajes”.
Estefanía Luzuriaga, Docente investigadora de la Universidad Casa Grande
“Todo depende de cómo sea el manejo de las redes sociales en la construcción de la imagen. No podemos verlo de forma totalmente perjudicial, ya que es algo ineludible. Desde la primera campaña de Barack Obama (2012) vimos cómo la política entró también en el espacio digital. Espacio que hoy en día, y aún más a raíz de la pandemia, atraviesa las vidas de las personas. Es imposible que la política y que el marketing político no lo utilicen. Por un lado, sí creo que acerca a los actores políticos a las personas, ya que están en un espacio que tal vez comparten horizontalmente con los ciudadanos. Es decir, hacen los mismos trends, pueden compartir sobre su vida cotidiana y eso da esa sensación de cercanía que antes no se tenía. Pero por otro lado, creo que puede superficializar aún más la política. Es decir, que los mensajes que se dan en las redes sociales ya no están tan pegados a socializar los planes de campaña o hablar acerca de las problemáticas del país, sino sobre una vida más social y ‘construida’. Creo que no se debe llegar a un punto en que se informaliza totalmente la política, o el quehacer político, porque no lo es. Cuando hay una campaña para elegir representantes es algo serio y no se lo debe ver de otra manera. Muchas personas se quejan que al ‘el pueblo’ lo que le gusta es el show, pero qué se puede esperar si tenemos políticos -que deberían ser el ejemplo- que es lo único que dan”.
Ingrid Ríos, Docente investigadora de la Universidad Casa Grande