Quito vive 40 años del arte de calle nacional

Hay pocas exposiciones artísticas que logran dejar al espectador completamente anonadado. Cuando las hay, la fuerza del impacto es atribuible a la contundencia de la propuesta pictórica, que cala al punto de obnubilar a la audiencia. Este es el caso de Siempre efímeros, nunca sin memoria, monumental muestra que se inaugura esta noche en el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de la capital.

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Ahí, desde hace tres semanas, artistas urbanos de todo el país se han encontrado para plasmar, recrear y rememorar en sus enormes paredes algunos de los murales y grafitis más emblemáticos de la historia nacional.

Un día antes de que se inaugure la muestra, la curadora, docente y especialista en arte urbano María Fernanda López da una revista a la sala. Ahí las mesas, los muros y los piso estallan de color y vida. Ella asegura que en el sitio ha plasmado su obra más importante, una antología del arte de calle nacional que le ha tomado cerca de veinte años de trabajo de investigación.

“Mi hija Abril está a punto de cumplir 18 años. Yo estaba embarazada con ella cuando empecé a trabajar con el arte de calle, mientras era curadora del Museo Camilo Egas. Han pasado tantos años de creación y de evolución, pero nunca ha dejado de ser una lucha, una lucha por generar un reconocimiento que aún no se le da. Esta exposición es un sueño de vida, una forma de mostrar que esto es mucho más que paredes pintadas”, dice.

Las piezas de ciento veinte artistas montadas en las paredes, en lienzos, en camisetas, fotografías y más son parte de la exposición, que se constituye como la primera retrospectiva de arte urbano en el país en realizarse un espacio institucional especializado en arte contemporáneo. Esta recoge archivos que inician en los años 80 y pasan por los distintos estilos y formatos que son parte del género.

Para López, que ha desarrollado exhibiciones como Cartografías paganas, Calle adentro y Arte, mujeres y espacio público, todas dedicadas al arte de calle, la exposición es otro paso hacia la visibilización y reconocimiento de este género que, asegura, aún carece de políticas culturales que la impulsen o financien.

“Hay una iniquidad absoluta con el arte urbano en este país. Hay una especie de prejuicio que no se ha podido romper desde lo público y un desprecio palpable desde los círculos artísticos de élite. El arte de calle siempre está al margen y rara vez cuenta con líneas de fomento. Sin embargo, esta retrospectiva es una manera de decir que estamos aquí, que esto sí es arte y que seguiremos trabajando”, afirma. La exposición estará abierta hasta octubre de este año.

Mucho más que paredes

Además de los murales, Siempre efímeros, nunca sin memoria también recoge ilustraciones de gran formato, grafitis, paste up, stencil y stickers, una recopilación de lenguajes del arte urbano.

Para López, la propuesta permite reflexionar sobre el arte de calle, pero también despejar mitos, entre ellos, que este género artístico es únicamente de tipo juvenil. “Es hora de desmontar esa idea, porque es casi mitológico. Ecuador tiene artistas que siguen rayando y ya pasan de los 40 años. No es una tribu urbana o una cultura urbana. Es una forma de enunciación, una forma de vida que trasciende el tema etario”, señala.

Un recuento de la historia

Además de las gigantescas piezas de arte, la exposición cuenta con varios espacios para archivo, en los que artistas urbanos de todo el país han colaborado con recortes de diario, fotografías y videos de sus intervenciones en el espacio público.

La muestra también rinde homenaje a los artistas que han fallecido, como el rapero y grafitero quiteño Fausto Gortaire (Marmota) o la ibarreña Gabriela Ayala (Elizabetha Gabriel), cuyo arte quedó plasmado en muros de Bélgica, Colombia, México, Argentina, Bolivia y Chile.

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