Quitofest: Al día del metal llega el laboratorio sonoro de Las Tres Piedras
El trío de Nariño llegará por tierra para presentarse el sábado 7 de diciembre, en el Parque Bicentenario
Hay un factor en el Quitofest que le da fuerza, aunque no suele estar en la conciencia común de cada edición. Se trata del carácter impredecible de una parte de sus carteles, las bandas que rompen el lugar común, las propuestas inclasificables. Bandas como Las Tres Piedras, de Nariño, Colombia que tocará durante la jornada final, el sábado 7 de diciembre.
El ritual en escena que proponen tiene que ver con La Tulpa: fogata alrededor de la cual se comparten saberes, alimentos en comunidad, dice la vocalista Juliana Chamorro. Ella también usa sintetizadores. El bajista es Alex de la Cruz y el baterista, Juan Moncayo. Lo suyo sobre las tablas es una forma de comunicación que “rompe la cuarta pared del escenario a través de lo físico y emocional”, explica esta actriz desde Pasto. Ella, que es artista de circo, y Alex usan su experiencia en el teatro.
El concepto se extiende a las gráficas de sus álbumes. El volcán (“Estado de hibernación”), la estrella y el ojo (“Luna de Octubre”) o el zorro andino (“Errata”) aparecen en círculos característicos de los petroglifos, que también encierra a la Luna (Killa en kichwa). “El fluir de Kopakati, la Diosa de las aguas, lagunas, ríos y nubes está en nuevos temas que vamos a grabar”, cuenta Juliana.
La composición parte de la parte rítmica y armónica del bajista, sobre la cual la vocalista compone melodías y escribe las letras; los arreglos se cierran en la percusión. “El scream (gritos rasgados, agudos) complementa los opuestos que pueblan el imaginario de la comunidad de Los Pastos: adentro-afuera, arriba-abajo, lo que convive en un mismo lugar y se contrasta con lo interno que queremos exteriorizar. Una armonía, un conjunto de la vida y del caos”.
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El post-rock como clave del Quitofest
Es ineludible la tradición estética, el Carnaval de blancos y negros del sur colombiano, lo consciente-inconsciente, entre los elementos de Las Tres Piedras. La ‘ausencia’ de guitarra no es tal porque la instrumentación se complementa a la vez que se expande. La experimentación sonora a través de varios pedales (octavador) y dos sintetizadores (armónico y noise) los han llevado a explorar agudos en más de una década.
Se los suele presentar como fusión o alternativos, pero lo que ha sucedido después del rock conocido es quizá el momento que los define: post-rock. Se han presentado en Rock al Parque, Background Fest, Rockcarnaval, Circuito Musical de Nariño, Sur Activo y en los ecuatorianos Contracorriente o sobre escenarios de Otavalo y Machala.
“Cualquier espacio es apto para generar un vínculo con las personas, nos hemos acoplado más allá de los recursos técnicos, visuales que se requieren”, dice Juliana sobre la magnitud de los auditorios en que han actuado. “Entre más cercana esté la gente, entre más circular, íntimo sea este ritual de las piedras, la conexión será más directa”.
“También puedo florecer si soy desierto”, dice potente la letra de “Arista”.
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