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RAquel Welch, fallecida el 15 de febrero de 2023
La actriz, icono sexual de la década de los sesenta, falleció el miércoles 15 de febrero de 2023, a los 82 años.NINA PROMMER//EFE

Raquel Welch... in memoriam

Era una belleza a carta cabal. Su cuerpo, su traje era una bandera flameando contra la estupidez.

Primero fue el afiche de Un viaje fantástico y la exhibición del buzo que utilizó en su viaje al interior del cuerpo humano. Luego apareció mostrando su belleza erótica en un bikini diminuto hecho con piel de animales “prehistóricos”. Verla fue…. quedarse sin aliento.

Era 1967. No sabía entonces que una solicitud para cubrir la entrega de los premios Óscar, por vez primera, me pondría a un metro de ella. En persona era una diosa: la cabellera castaña, espesa, ondulada, enmarcaba un rostro felino. La cintura era un anillo y el resto era… pecado. Los ojos marrones le brillaban. 

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Me extrañó una cosa. No era alta. Yo mido 1.70 y ella estaría en el 1.69. Se detuvo un instante para dejarse fotografiar (por otros colegas) y siguió su camino entre gritos de la multitud y los reflectores que alumbraban su camino. Iba con su esposo. Patrick Curtis (que había sido el bebé de Olivia de Havilland en Lo que el viento se llevó).

El paso de los años fue afinando su belleza y la vi continuamente sin que el padre tiempo se apoderase de ella, cada día más rutilante, más hermosa, más segura de sí misma. 

En los años 80 me invitaron a una rueda de prensa que ella brindaba promoviendo su última película, una de patines. Los periodistas se sentaron, yo entre ellos. Alisté mi block de notas y mi pluma (soy enemigo de las grabadoras) y esperé. Ella nos deslumbró con una traje que parecía pintado al soplete… ¡sí que era bellísima, erótica, tentadora y cientos de etcéteras sexuales. 

Luego de comernos con su sonrisa, alguien levantó la mano y pregunto: “¿Señorita Welch, se sigue usted considerado un símbolo sexual?”. Miss Welch lo miró como si el colega fuese carne putrefacta y exclamó, dando un golpe en la mesa con su manicurada mano: “¡La conferencia ha terminado!”.

Quedé mudo, zahiriendo mentalmente al señor de marras. Guardé mi block, cerré la pluma y la vi partir. Era una mujer bravía –a no dudar- y una belleza a carta cabal. Su cuerpo, su traje era una bandera flameando contra la estupidez.

Así la recuerdo, que descanse en paz.