Raphael: "Morir en el escenario sería antiestético"
Tras 60 años de carrera, continúa vigente. Pese a que su show en Quito se postergó por el coronavirus, EXPRESIONES habló con el Niño de Linares.
Junto a Julio Iglesias se disputa el título del ‘último romántico de España’. Hablar de Raphael (76) es referirse a un artista de los grandes, baladista, intérprete y figura vigente en el mercado hispano, que supo adaptarse a las diversas corrientes, tendencias y ritmos musicales, cautivando a varias generaciones con su fuerte voz y singular despliegue escénico. Aunque su concierto programado para este sábado en el Teatro de la Casa de la Cultura de Quito, se postergó por el coronavirus, EXPRESIONES conversó con el Niño de Linares y lo sometió a El Cuestionario.
Hablar de sesenta años de carrera (los cumplirá en 2021) pesa bastante. Suficiente edad para responder: ¿a qué sabe la permanencia?
Sabe muy bien porque significa que tus sueños se han realizado o se están cristalizando.
Entre artistas que vienen y van, ¿cuál es la clave para salir invicto en medio de géneros como el reguetón, el trap y la bachata?
Creo que hay sitio para todo el mundo. En todas las décadas ha habido cosas buenas, malas y regulares. Esta no podría ser diferente a las demás. Veremos cuando pase, qué nos deja.
El Premio a la Excelencia otorgado en la nueva edición de Lo Nuestro suma otro reconocimiento a su carrera. ¿Hay espacio para tantos?
Claro que sí, hay un museo que me lo otorgó la Alcaldía de Linares, en Jaén, la ciudad donde nací. Es un edificio muy antiguo y bonito donde están todos los trofeos que he tenido en mi vida y los que sigo consiguiendo. Quienes quieran verlos, que hagan un viajecito a Linares y serán recibidos con mucho cariño.
Se ha llevado muy bien con los sonidos electrónicos, incluso los ha fusionado con la orquesta sinfónica.
Mucho mejor de lo que me hubiese imaginado. Fue una idea mía, pero aun así tenía mis temores. Sin embargo, el resultado fue mejor de lo que pensé.
¿Cómo valora lo que está sucediendo en el mundo en cuestión de salud y medio ambiente?
Hay que tomar medidas, y los llamados a hacerlo son los gobiernos. Medidas que luego la gente tendrá que cumplir. Es cuestión de hacer.
¿Le gustó al papa Francisco su disco de tangos?
(Risas) Francisco es superencantador. Su santidad se portó amabilísimo con mi esposa y conmigo. Mi intención fue visitarlo porque lo conocí hace 14 años cuando él era cardenal de Buenos Aires. Me vio cantar en el Teatro Rex junto al Padre Ángel, el presidente de Mensajeros de la Paz. Me preguntó en esa ocasión si cantaría tangos y le dije que sí. Ahora que grabé un disco con ese género, quise obsequiárselo. Viajé en enero al Vaticano y quedé en volver para cantar los tangos.
¿Morir en el escenario sería un buen final? ¿Cuál sería esa última canción?
Hombre, yo preferiría morir después de haber estado en un escenario, no ahí mismo porque es antiestético. El público pasaría un rato desagradable.
Ha grabado junto a los más grandes baladistas, pero en este momento piense en una dupla con la que no ha grabado.
Siempre habrá alguna y pienso cumplirlo en el próximo disco con el que celebraré mi 60 aniversario.
Ha visitado Ecuador prácticamente desde que comenzó su carrera. ¿Qué olores y sabores evoca el país en usted?
Son tantos que los puedo resumir en una palabra: encantadores, al igual que su gente.
¿Qué se siente ser querido, admirado y respetado en varios países del mundo? ¿Ha tenido tiempo de digerir la idea de tener a millones de corazones enamorados?
No. En ello estoy y lo hago todos los días para que no se me suba el pavo, entendiendo por qué el público me quiere desde hace tantísimos años.
¿Cómo se lleva con las redes sociales?
Bien, no estoy regañado con ellas. Las uso para lo que necesito y ya está. Tampoco les entrego mi amor eterno (risas).
¿Es de los abuelos que canta a sus nietos?
Fíjate que no. Nunca canto en mi casa ni en la ducha. Solo lo hago en el escenario. Y los hijos de mis hijos no me llaman con esa palabra sino por mi nombre, porque es lo que oyen.
¿Retrataría su vida en una bioserie como lo hicieron Luis Miguel, Juan Gabriel y otros grandes?
Bueno, hay cosas que me ofrecen. Cuando realmente me guste la oferta y vea que al público le pueda interesar, podría ser... No lo sé, mejor lo dejamos en ‘stand by’.
¿Algo pendiente con el arte?
Nada. Afortunadamente todo lo he llevado a cabo. Lo he empezado y lo he terminado, pero me quedan muchas cosas por hacer.
¿Y con la vida?
Para nada.
Un homenaje en vida fue el que le hizo Juanlu Matos con Yo también soy aquel. ¿Qué piensa de quienes emergen de programas como Yo me llamo o Tu cara me suena?
Son gente que necesita salir y un escaparate donde estar y lo he defendido siempre. Tienen que existir espacios en los que salga gente nueva que demuestre que vale para esto. Siempre es bueno y un honor que se fijen en nosotros para imitarnos o tratar de cantar igual.
¿Por qué el libro Cien años de soledad marcó su vida?
Yo era muy amigo de Gabo (Gabriel García Márquez). Cuando leí ese libro supe lo que era escribir bien. He leído otras cosas, pero nunca como Cien años de soledad.
¿Grabará reguetón?
No (risas), pero sí puede haber ritmos parecidos y buenos, con letras mejores.
Su vida me parece como esa vieja canción de Olé Olé titulada Voy a mil. ¿Cuándo pisará el freno?
Soy muy joven para pisarlo, me queda muchísima carretera por delante.