El renacer de Adrián Avilés
El actor guayaquileño está de estreno con una obra de stand up. Su viaje espiritual es la esencia de su nueva actitud.
La rutina de amor propio de Adrián Avilés se inicia apenas sale de su cama. Practica meditaciones, hace tapping de programación y manifestaciones para reforzar su autoestima.
Así, se blinda, se cuida y se mima, tras varios años en los que sintió que se dejó de lado por la algarabía y prisa con la que se vive en el mundo de la actuación, el teatro y la televisión.
“Yo soy hiperactivo, extrovertido, derrocho energía. Pero a veces entregaba demasiado y hay personas que son como vampiros energéticos”. Esa es la explicación que da el actor, que tuvo que reencontrarse con su esencia tras sentir que uno de sus personajes famosos lo dejaba de lado.
“Tuve que matar a Kuki Entreríos. Era un personaje drag, que rompió tabúes, que fue parte de novelas, de jurados de reality y estuvo en matinales como En contacto. Pero su personalidad comenzó a gustar tanto que incluso mis amigos querían que sea ella la que vaya a las fiestas. Comencé a perderme y no lo podía permitir”, explica con su habitual chispa.
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Leer más“Una vez fui de viaje y traje tanta ropa para ella, que cuando abrí las maletas recién me percaté de que no me compré nada. Me estaba dejando de lado”. Fue así que por un par de años se alejó un poco de la actuación y decidió estudiar su espiritualidad.
“Comencé a leer a Deepak Chopra, que es como el Paulo Coelho de la espiritualidad (risas).Pero de todo se aprende. Tenía que sanar y por eso también practico yoga y reiky. Ahora vivo el presente y no importa más que esta conversación, por ejemplo”, menciona.
Adrián busca siempre mostrarse tal cual es, sin poses. Y estas son algunas de las cosas que critica con sus personajes. “Crecí en medio de personas conservadoras, por un lado; y del otro, toda la libertad del teatro. Así que solo puedo ser quien soy”.
Esta exploración personal también lo está llevando a otros caminos en la interpretación. Él es un alma vieja dentro del mundo de las redes sociales. Tiene, socialmente, cinco años menos que los que dice su cédula. “Solo es un número”, señala, mientras recuerda que ahora su grupo de trabajo está lleno de talentos más jóvenes y con mucha conexión en las redes sociales. “Soy parte de la agencia Buen Trip. Esta maneja talentos que tienen gran presencia en las redes, y yo soy como el tío. Recién voy iniciando en TikTok. Aunque bailo, no me considero bailarín de redes, y mis bases son las tablas. Soy un actor aprendiendo a ser influencer”.
Su plan ahora es iniciar cortos cómicos en sus perfiles, que estén vinculados con la astrología y asuntos cotidianos. “Es para reírnos, pero también para conocernos”.
El stand-up es otro de sus firmes proyectos. Este año tiene más de tres estrenos planificados y quisiera ser el primer ecuatoriano con un programa de estos en Netflix. “Tenemos el talento para hacerlo como en México”. Para lograrlo sigue escribiendo y manifestando su destino cada mañana.
De lleno en el Stand-up
El actor ha volcado su trabajo a la creación de guiones y de obras de stand up. La más reciente la presentó en Pop-up teatro y se llama Inventada. En sus palabras, es un género que le permite “ser vulnerable” y “mostrarse, burlarse y aprender” de sus experiencias de vida.
En esta pieza de una hora, habla de las etiquetas, el amor propio y la actitud ante la vida. “El perreo es hasta el suelo y la autoestima hasta el cielo”, sostiene.
Además está preparando dos obras más: una a estrenarse en julio, Guayami, que hablará de la realidad de esta ciudad; y otra en inglés que presentará en el CEN. Ambas creadas por él.
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