Reseña: ¿Ver o no ver 'Elementos', lo nuevo de Disney?

Disney y Pixar han creado un largometraje (103 minutos) osado, pero manteniendo sus reflexiones y emociones en forma convincente. Visualmente creativa, preserva el aspecto sentimental que Pixar mezcla en sus películas. También sirve para mostrar las experiencias de los inmigrantes, seres humanos que van en pos de sus sueños en países inicialmente extraños. Habla del concepto “familia” y las relaciones de los padres con sus hijos.

Ello me conduce a afirmar que este filme debe ser visto por adolescentes o niños, con sus padres; para que perciban mejor este mundo adulto lleno -a veces- de prejuicios. Elementos es sincera, imaginativa, de grata genialidad hasta llegar a escribir una esquela de ternura al amor.

En lo técnico su animación es deslumbrante, amén de la belleza de su entorno. Es como si Disney y Pixar hubieran echado serpentinas multicolores, llenas de gas neón, sobre el écran y luego las hicieran estallar para convertirlas en luces de bengala. Asombra la utilización de planos, especialmente los ‘close-up’ de los personajes, donde prácticamente los hace humanoides. Imagen extraordinaria es la concepción del fuego cual ‘alma’ y ‘cuerpo’ de Ember. Le da forma de mujer atractiva, de estupendas piernas y ‘cabello’ al viento. Todos sabemos que el fuego es rápido, entonces los dibujantes han logrado lo imposible: mantener la llamarada y hacerla visualmente certera. Nada se ve falso y no hay que ser piromaniático para distinguir tal perfección. Con Wade es diferente: el agua no tiene forma, se esparce.

¿Cómo hicieron para amoldarla? La respuesta está en las imágenes creadas: El personaje tiene pelo, brazos, no hay esqueleto, pero sí enfundan el agua en camisetas, pantalones, justificando así la forma de crear su imagen. Pero van más allá: Wade llora por todo, al igual que su familia, y el agua de las lágrimas brota cual fuente luminosa.

Las canciones son agradables y la banda sonora es más que apropiada. Su posible error es un guion a veces equivocado, que bien podrían confundir a los niños. La ciudad está presentada en forma equivalente al gran clásico alemán del cine mudo, Metrópolis (1927), pero le agregan dinamia, velocidad y una paleta de colores que brillan en el lienzo de plata. No escribo de voces (que en la versión doblada son plausibles), porque eso depende del sistema en que ustedes la vean.

En conclusión, Elementos es la historia de Romeo y Julieta, pero analizada bajo el cristal de la diferencia en razas, costumbres y, sobre todo, a las relaciones de los padres con sus hijos, aquellos que nacieron al comenzar los primeros años del siglo actual.

EL ARGUMENTO

En la ciudad futurista de los Elementos conviven la Tierra, el Aire, el Agua y el Fuego. Dos de sus habitantes han entrelazado amistad. Ella es Ember, joven inteligente, llena de ardor, con gran sentido del humor. Es hija de inmigrantes que salieron de la Tierra del Fuego. Él es Wade, transparente como el agua de un manantial. Es divertido, sentimental, se deja llevar por la corriente y ha puesto en tela de juicio sus convicciones en relación con el mundo que habita. Su familia es hipersensible y llora en un santiamén.

El afecto prende chispa y surge una combatida relación trastornada en amor. ¿Qué hacer? Después de todo… el fuego y el agua no se mezclan.

Calificación: ****1/2

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