Familiares y amigos recuerdan al cantante popular Roberto Calero
Su hijo Dyango Calero y los intérpretes Aladino y Jaime Enrique Aymara cuentan algunas anécdotas.
El Domingo de Pascua, el cantante rockolero, Roberto Calero Piedrahíta (78), dejó de existir. Los restos del Payador de Vinces como se lo conocía, fueron trasladados a su tierra natal Vinces, donde están siendo velados en la hacienda La Puchunga. Está previsto que el martes 6 sea el entierro. Esperaban la llegada de una de sus hijas, Tuti, quien vive en Estados Unidos.
Su hijo Dyango Calero Gamarra y quien lo acompañó en algunos de sus conciertos comentó: “Mi papá estuvo internado en el hospital aproximadamente un mes y medio, le dio peritonitis, tuvo varias complicaciones, entre ellas renales, le hicieron diálisis. Se le bajó la presión, sufrió un paro. Ya no pudo más”.
Añade que como padre “era lo máximo, el mejor del mundo, muy alegre como era en los escenarios, un bohemio y bacán. Nunca olvidaré y me llevo en el corazón la anécdota cuando nos presentamos en Naranjal. Allá sintió un fuerte dolor, entonces me dijo que esa tal vez iba a ser su última cantada. Yo le respondí que no hable tonterías”.
Dyango y Tuti son dos de sus hijos, además Gina y Leyberth. La esposa de Roberto se llama Nelly Macías Rodríguez.
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Leer másLa presentadora Fabiola Véliz Piedrahíta, quien era su sobrina, indicó: “Él era el tío de mi mami, Rosana. Siempre mantuve una excelente relación con sus hijas, especialmente con Tuti, quien vive en New Jersey. Nos deja un legado tan grande a la familia”.
Según Jaime Enrique Aymara fue uno de los más grandes exponentes de la música rockolera, “tuve oportunidad de compartir el escenario con Roberto dentro y fuera del país, un gran cantante, dueño de una voz muy peculiar y un estilo único que lo hizo recorrer el país y viajar al exterior en innumerables ocasiones”.
Para su compadre Aladino, deja un vacío musical. “La rockola está agonizando, porque un buen cantor de ese género se marchó, deja a un público que siempre lo admiró, que cantaba sus temas y que lo respetaba. Soy padrino de su hijo Dyango. Aportó a la música y fue pionero, siempre interpretó valses, pasillos y boleros, lo hizo muy bien.
Recorrimos el país de punta a punta, en lugares muy pequeños siempre lo querían ver, así como a este servidor. Ambos manejamos la profesión con respeto, admiré su trabajo. Siempre fue un ídolo”.
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Leer másRecuerda el comunicador de espectáculos, Alsino Herrera, que a Roberto Calero lo conoció en una gira artística. “Fue en 1980. Aquel grupo lo integraban Chugo Tobar, Máximo León y Lan Ferrer. Nuestro encuentro fue en Chone; la organizadora de los eventos era Elvita Kalazacón. Me contrataron para coordinar detalles de la programación y logística.
El periplo tenía sus largos recesos entre semana y, hasta esperar el siguiente show, nunca faltaron los momentos de humorada a diario; no había más por hacer. Solo comer, cantar y disfrutar del buen whisky, que para Calero, fue su bebida preferida de aquella época inolvidable.
Los detalles junto a los amigos queridos de siempre, serán sellados por el tiempo y nuestras partidas. Roberto Calero es el ícono del lenguaje lírico urbano, cantado”.
Calero se inició interpretando música nacional en eventos escolares. En Quevedo, representó a Vinces en el Festival Interprovincial de Cantantes Aficionados del Ecuador.
Lo ganó y luego estuvo en el programa 'La sorpresa radial de las 11', de la emisora Cristal. Armando Romero Rodas le puso el Payador de Vinces. En Guayaquil su carrera despegó. Cantó en escenarios ecuatorianos y en el extranjero en los cuales interpretaba temas como 'Tarjeta roja', 'Bohemio y bacán', 'El mandarina'…