Salvador del Solar: No importa nuestro oficio, somos ciudadanos de un país”
El exministro de Cultura de Perú, además actor y director, presentó Los Prisioneros en Iberseries Platino Industria.
Sonriente y muy amable. Así se muestra el actor y director Salvador del Solar, quien protagonizó la cinta Pantaleón y las visitadoras y fue parte de las telenovelas y series, entre ellas Escándalo, Pobre diabla, Correo de inocentes, El Capo 2 y La ley del corazón. Se encuentra en Madrid, donde presentó la serie que codirige, Los Prisioneros, en Iberseries Industria Platino el martes 28 de septiembre.
Ya la madurez se le nota, han aparecido algunas canas. El peruano tiene 51 años y debutó como director en Magallanes. Por la producción enfocada en los inicios de la popular banda de rock chilena hizo un alto a su carrera política. Fue presidente del Consejo de Ministros de Perú en el gobierno de Martín Vizcarra y Ministro de Cultura en el de Pedro Pablo Kuczynski. En Madrid conversó con EXPRESIONES.
Es su retorno al cine y eso seguramente le produce una mezcla de sentimientos...
Dirigir esta serie de Movistar con el colombiano Carlos Moreno es algo especial porque fui un joven que creció escuchando esta música y es la oportunidad de retomar el trabajo audiovisual. Por supuesto emociona y mucho. Es una banda chilena pero muy latinoamericana e icónica. La serie cuenta la historia de la agrupación cuando está en un momento de ascenso, empieza a darse a conocer y enfrenta las restricciones que se vivieron en el país. Fueron unos chicos muy inteligentes, de gran lucidez y libres. Ellos debieron enfrentar la presión de la sociedad chilena en esa época. Una historia muy linda de una búsqueda de libertad en muchos sentidos: artístico, personal, de amor y político. Son años muy importantes en Chile. Los Prisioneros se sitúa a mediados de los 80. Ellos comienzan a pegar fuerte en América Latina, cuando el mundo está cambiando y la democracia regresa. Sus letras son de alto contenido social y político.
Por todo ello era importante contar esta historia...
No son muchos los grupos musicales que han marcado generacionalmente, más allá de sus fronteras. Un momento en que el rock en español estaba muy vinculado a lo que se hacía en México, España y Argentina. Del sur llegó un grupo que nos habló de otra manera y nos hizo sentir que nuestra voz podía expresar nuestras ideas y sueños.
¿Ya no quiere estar frente de la pantalla?
Me sigue encantando comunicar y ser parte de una historia. Siempre estaré feliz de estar detrás o frente de una pantalla. Me apasiona mi oficio.
El artista ecuatoriano Juan Fernando Velasco, así como usted, se convirtió en Ministro de Cultura, es decir incursionó en la política…
No importa nuestro oficio, más allá de aquello somos ciudadanos de un país. Tal vez podemos hacer que nuestra voz se escuche de una manera diferente porque somos reconocidos por nuestro trabajo. Solo he hecho una pausa.
Pero se pone en riesgo el oficio por dar estos saltos...
Nunca me arrepentí, no lo busqué, se presentó la oportunidad e incluso fue una sorpresa. Me siento contento y agradecido de servir a mi país. Sigo en lo mío. Tuve el privilegio de ser parte de grandes historias como Pantaleón y las visitadoras, que llevo en el recuerdo y en el corazón. Lo que es la vida. Francisco Lombardi dirigió ese largometraje y ahora trabajo con su hija Joanna, quien es una gran directora por méritos propios.
Algunos actores como Diego Luna, quien estará en los Premios Platino del Cine Iberoamericano, han renegado de haber participado en telenovelas en sus inicios. ¿Ha sido su caso?
Desde niño me apasionan las historias contadas en un escenario teatral, TV, cine y ahora en digital. No podría decir que me agrada más. No reniego de nada, no he tenido una carrera tan larga, solo la suerte de estar frente a la pantalla y unas pocas detrás de ella.
Viendo el lado positivo de la pandemia de COVID-19. ¿Qué le dejó o permitió?
Tuve una experiencia particular con mi hija mayor, Manuela, que estudia en Colombia porque llegó a Lima cuando cerraron el aeropuerto. Nos quedamos con mi hermano menor, Aurelio, y vivimos juntos en su casa durante cien días. Un regalo de la vida, en medio de tanto dolor, porque nunca habíamos tenido esa oportunidad. Nos conocimos y compartimos más.