Sara Varas: "Este año no quiero participar en ningún concurso"
La modelo se convirtió en la primera finalista del Miss Latinoamérica, desarrollado en diciembre pasado en Panamá.
Aunque solo tiene 20 años, la modelo guayaquileña Sara Varas Cruz ya ha participado en tres certámenes: Miss Teen Earth, Reina de Guayaquil y Miss Latinoamérica. Este último se desarrolló en diciembre pasado en Panamá y ella logró ser primera finalista y Miss Fotogenia.
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Leer másAlta (1,75 metros), muy delgada (pesa 100 libras), de piel canela y estudiante del segundo semestre de Hotelería y Turismo, participó en el reality 'Los estilistas, proyecto súper modelo', de TC, y lo ganó.
Parece que los concursos de belleza son lo suyo, lo que le quita el sueño...
Creo que las oportunidades se dan y simplemente hay que aprovecharlas. Me he atrevido a aprovechar las que la vida me ha presentado. A Miss Latinoamérica llegué porque José Hidalgo, el dueño de la franquicia, me invitó a intervenir.
Seguramente tiene los ojos puestos en Miss Mundo y Miss Ecuador.
Aunque no lo crean, no. Más adelante quiero ir a Miss Grand, porque es un concurso que va más con mi personalidad. Ahí califican cómo eres, a las aspirantes sin poses. Por lo pronto seguiré preparándome, debo dominar el inglés. A José Hidalgo lo conocí porque fue mi preparador en Reina de Guayaquil.
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Leer másSer reina es una manera de conocer el mundo...
Lo sé. Me gusta viajar, explorar, me encanta lo que estudio porque creo que el turismo se puede explotar más en Ecuador. Soy súper nacionalista, somos únicos por la ubicación geográfica en la que nos encontramos, la mitad del mundo; poseemos regiones con climas distintos y con una gastronomía exquisita.
Estos certámenes le han dejado enseñanzas...
Cada concurso es totalmente distinto. Soy una mujer normal que se atreve a vivir los sueños. Antes de ir a Panamá me dio depresión y ansiedad, soy como todo el mundo. Sentía miedo, inseguridades. Mi preparador fue mi soporte. José me dijo que despierte, que tenía todo para ganar. Mucha gente creyó en mí y se metió en las maletas conmigo.
¿Vivió rivalidades, ‘picas’, envidias de compañeras, directores? Es lo común, pero muchas veces no se cuenta.
Hay todo eso, mucha rivalidad. Gracias a Dios no me ha pasado. A veces los directores nacionales se apropian de un sueño y la candidata no siente que sea el de ella.
Los reglamentos de los certámenes han cambiado. Ahora se acepta que mujeres casadas, con hijos, o con alguna discapacidad participen. ¿Comparte esas modificaciones que se han dado?
Apoyo esos cambios en los reglamentos. Un hijo no es un impedimento, es una inspiración. Tampoco lo es un matrimonio. Hay que ser inclusivos, no cerrar puertas.
Un accidente que cambió su vida
Proviene de un hogar humilde. Su madre, Ligia, es ama de casa, y su padre, Jorge, ebanista-carpintero. Es la cuarta de cinco hermanos. Ashly, su hermana menor, le dice que es su orgullo. En la niñez sufrió un accidente que la mantuvo un largo período en el hospital. Sara confiesa que disfruta la lectura desde pequeña y que no tiene novio.
¿Siempre ha sido tan delgada?
Peso 100 libras, yo bajo con gran facilidad. Tengo que hacer dieta para subir, no para bajar. Con el estrés pierdo peso de manera impresionante. Como harto, pero mi metabolismo es muy rápido.
Ahora los jóvenes no leen. Usted lo hace. También escribe...
Cuando a los 14 años incursionaba en el modelaje, me dieron mi primer teléfono celular. Me gustaba escribir sobre temas de la vida, sobre la ansiedad o depresión. Escuchaba casos de otras personas, me inspiraba, pero se me perdió el celular.
¿Sin teléfono no vive?
El teléfono es todo, pero puedo vivir sin él. Creo que la conversación física, el contacto, es mejor que lo tecnológico. Tampoco paso todo el día con el celular. Tengo tres sobrinos, los cuido y comparto con ellos. Soy su refugio. Dos sobrinas tienen discapacidades, por ello entiendo mejor lo de la inclusión social. A la gente no hay que hacerla sentir diferente, ya sea por su raza, nivel social, orientación sexual... Con mis sobrinas, trato que no se sientan mal, que no les importe lo que les digan.
¿Cómo cambió su vida el accidente que sufrió de niña?
Luego del accidente, pasé cinco meses en el hospital. Me caí encima de un vidrio a los ocho años, no podía caminar bien. Aquello cambió mi vida y manera de pensar. No me he operado la cicatriz en uno de mis glúteos, ya es parte de mí. Cuando uso traje de baño se nota, ya no me siento diferente.
Luego de esas experiencias, ¿qué tan importante es la belleza?
Está en el corazón de cada persona, en lo que proyectas, en la manera de pensar.
¿Cómo visualiza el 2022?
No soy una persona de planear mi vida, pero este año no quiero participar en ningún concurso; lo dedicaré a mí, para reflexionar, conectarme conmigo misma.