Tres tristes trampas, una peculiar comedia teatral

En la sala de espera de un consultorio psicológico, una pareja aguarda su turno. Se trata de un matrimonio de muchos años, sumamente infeliz, que busca una solución a sus problemas. Sin embargo, los planes para reparar la relación se ponen en jaque cuando, minutos antes de la sesión, a la sala de espera ingresa una guapísima rusa con una sensual afinidad para los hombres mayores.

Así arranca Tres Triste Trampas, una peculiar comedia interpretada por Alfredo Espinosa, Juana Guarderas y Antonella Moreno, que estrenó su segunda temporada en el Teatro Patio de Comedias de la capital. El domingo 29 de septiembre, la función será a las 18:00. 

Desde que las luces se encienden, el espectador se encuentra con una propuesta inesperada, pues el escenario ha sido separado por un cuadrilátero que marca el arranque y el cese de la acción teatral. Mientras la historia ocurre dentro del cuadro, afuera de el, los actores se visten, conversan y se cambien, rompiendo con ello la cuarta pared.

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”Fue un ejercicio muy interesante plantear desde qué códigos abordábamos cada escena, sin traicionar la psiquis de los personajes. Esta idea de que el teatro es juego, de mostrarle al público los tras bastidores, crea una atmósfera distinta. Sí, es una comedia, pero no es una comedia ni fácil ni típica”, comenta Guarderas.

Y sin duda es así, porque mientras que la puesta en escena ofrece humor de inicio a fin, también plantea temas como el machismo, el feminismo, la violencia psicológica y los prejuicios.

La obra se estrenó por primera vez en abril, y tras un exitoso encuentro con el público, se retomó este mes de viernes a domingo. “Lo maravilloso de obra como esta es que te permite irla cambiando porque aparecen cosas que no sabías sobre tu personaje, y te vas apropiando de el cada vez más. Nunca es una repetición mecánica, sino que siempre le vas dando una nueva profundidad”, asegura Moreno.

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Un guion a dos manos

El guion de la obra surgió entre Espinosa y la escritora quiteña María Luz Albuja, durante una colaboración cultural creando radioteatros junto a las personas privadas de la libertad del Centro de Rehabilitación Social de Ibarra.

“Acordamos hacer este texto dramatúrgico juntos. María Luz le pertenece la trama de base y yo le fui dando una viabilidad más dramática, de síntesis y de los efectos que deben tener los diálogos para teatro”, explica el actor.

Una vez listo el texto, Espinosa invitó a Mora y a Guarderas, y con ellas empezó un trabajo de improvisación para añadir a la propuesta. ”Queríamos consolidar una visión exacerbada del teatro pasando por varios géneros teatrales”, indica.

Ahondar en los personajes

Ramiro, un abogado lujurioso venido a menos, Zoila, un ama de casa frustrada, e Ivanova, una extranjera joven y sexy; parece tratarse de un cliché. Pero eso, explican los actores, era justo lo que querían evitar.

“El personaje de la jovencita seductora normalmente es plano y no quería eso. Tanto así, que me puse a estudiar ruso y a investigar sobre esa cultura para poder introducirme en la psicología del personaje. Además, una chica como ella tiene que tener traumas, amores, tristezas, experiencias que la llevaron a ser quien es”, señala Moreno.

Con ella concuerda Espinosa, quien afirma que lograr mostrar complejidad emocional de los personajes fue un reto para la puesta en escena. “No hay que quedarse en lo que está escrito, sino mostrar el vacío, introducir al personaje en un universo estético que no es el suyo y lograr que eso se haga carne”, dice.

Trampas, intrigas y engaños

Conforme la obra avanza, el público se entera de que, además de que los personajes no son lo que aparentan, en juego hay una gran fortuna, que sirve como catapulta para las trampas y las intrigas entre ellos.

No obstante, más que un recurso cómico, estos engaños sirven como palestra para hablar del miedo, de la soledad y del desamor, temas universales con los que espectadores de todas las edades se pueden identificar.

En camino a Cuenca

El próximo jueves 3 de octubre, Tres Tristes Trampas se presentará a las 20:00 en el Teatro Pumpapungo de Cuenca, en el marco del Festival Escenarios del Mundo, un afamado encuentro teatral donde participan agrupaciones de artes escénicas de una decena de países.

Luego de ello, la obra volverá a Quito, al Patio de Comedias. “Estamos muy contentos con la respuesta del público y con cómo se han identificado con estos personajes”, dice Guarderas. 

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