Trevor Strnad: Cuando la fama es una trampa
El aparente suicidio del vocalista de black dahlia murder nos recuerda lo exigente y a veces cruel que es el mundo del espectáculo
Es difícil aceptar la imagen del artista que da felicidad a sus seguidores pero es incapaz de encontrar su propia paz, al punto de perder la alegría de vivir. Sencillamente porque resulta incoherente la idea de dar lo que no se posee.
Esta tragedia se repite con la muerte de Trevor Strnat, vocalista y fundador de los deathmetaleros The Black Dahlia Murder (Míchigan, EE. UU.), el 11 de mayo último, justo una semana después de cumplir 41 años.
Nadie de su círculo cercano ha especificado la causa del deceso, pero en el comunicado oficial de la banda sobre el hecho, se adjunta el número de teléfono de la Línea Nacional de Prevención del Suicidio, detalle que por sí solo dice más que cualquier aclaración.
Aunque su muerte ha tomado por sorpresa a todos, en sus entrevistas a lo largo de los años Trevor había ido dejando pistas acerca del desgaste y presión que significa el ser parte de una agrupación tan grande. Y en abril de 2021 se vació por completo para una nota del sitio web Metal Injection, en la que se sinceró sobre sus problemas con el alcohol, sus temores y depresión.
Conversamos con varios músicos de la escena nacional sobre su obra y aporte. Y nos atrevemos a buscar las razones que llevan a una persona como Trevor, no solo respetado sino amado por fans y colegas, a quitarse la vida.
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Si Trevor Strnad era consciente de que su ritmo de vida lo empujaba a la bebida y era perjudicial para su salud física y emocional, ¿por qué simplemente no mandaba al diablo todo? ¿Acaso el personaje de músico famoso terminó siendo más importante que su integridad, al extremo de preferir la muerte a dejar su carera?
El psicólogo guayaquileño Álvaro Benites, exguitarrista de la banda de metal Abismo Eterno, nos da su valoración al respecto: “Las personas siempre le tenemos temor al cambio. Temor a dejar de ser lo que hemos sido y todo lo que hemos construido. También hay una cuestión de ego, de aferrarse a todo eso que de alguna manera soy, a todo lo que yo espero de mí mismo y que los demás esperan de mí. Dígase ser estrella del death metal, actor, docente, empresario. Es duro empezar de cero, porque hay todo un estilo y forma de vida que debes dejar detrás”.
Volveré
En YouTube, los videos con la música de Black Dahlia se han llenado de mensajes de pésame y dolor por la partida de su vocalista. Una de las canciones con más visitas es I will return (Volveré), del disco Deflorate de 2009 (foto). “Hasta que el cielo esté negro y el sol nunca se muestre, hasta que los vientos azotados del invierno nuclear soplen cruelmente, el don de la inmortalidad ha sido otorgado, volveré, volveré”. Los seguidores de la banda la consideran una especie de promesa hecha por Trevor.
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Muchos músicos, ya sea en redes o en sus shows en concierto, han expresado su pesar por esta noticia, como Rob Halford (Judas Priest), Chuck Billy (Testament), Robb Flynn (Machine Head), Johan Hegg (Amon Amarth) o Mike Portnoy (ex Dream Theater).
En Ecuador, el bajista quiteño Mauricio Vega, con los desaparecidos Sarcoma (death/groove), compartió escenario dos veces con él, cuando Black Dahlia visitó la capital en 2008 y 2011, y lo recuerda como alguien “muy buena onda, sin poses ni nada. (Su muerte) Es una pena, porque fue una influencia fuerte para todos los músicos de la escena, ademas de ser alguien muy sencillo en su forma de ser”.
El guayaquileño Héctor Alvarado (en la foto con Trevor y un guitarrista de la banda), creador de los proyectos de noise Edith Piaf y I Porno You, los vio aquella primera vez y considera que en vivo “eran una máquina. Su música marcó la evolución del género, cuando el death metal dejó de sonar igual, porque siendo estadounidenses su mayor influencia era el sonido europeo melódico de Gotemburgo (Suecia) y el black metal, fusionado con hardcore y heavy. A veces cuesta creer que en el underground, a los músicos también les afecte recibir críticas por su aspecto físico”.