Underground: "Todos tenemos un poquito de voyeur”, dice Tete Novoa
El vocalista de Saratoga nos habla de su más reciente disco como solista, la teleserie sobre su vida y la importancia de América Latina en su carrera.
El cantante español Tete Novoa, actual vocalista de los heavymetaleros Saratoga, tiene claro que su nuevo disco en solitario, Historias que cantar, no es solo un proyecto paralelo ni un capricho que ha querido satisfacer. Él lo ve como los cimientos de su carrera como solista: presente y futuro.
El álbum viene respaldado por un reality por capítulos que muestra el proceso de cómo sus sueños van tomando forma con trabajo y disciplina, además de mostrar su cotidianidad y su lado más íntimo.
Conversamos vía Zoom con Tete, quien estará en Quito el martes 23 de mayo para una gira de firmas de este nuevo trabajo, con el objetivo de, como él mismo lo dijo durante la entrevista, “dejar la semillita de las canciones”, para a final de año regresar a presentar su show en vivo.
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En el imaginario colectivo aún se tiene una idea limitada (y, por lo tanto, errónea) de los artistas de metal. Se los asocia con excesos y vidas conflictivas. Y lamentablemente, muchos adolescentes que se acercan al género tratan de emular estos modelos negativos. Tete en su teleserie muestra otra realidad: la de un artista que quiere hacer las cosas bien, desmitificando la figura del metalero conflictivo.
Es bueno tener otro tipo de referentes, de buenos ejemplos, en el metal.
La serie está pegando muy bien porque está mostrando mi vida tal y como es. Soy una persona muy sencilla, muy cercana, muy trabajadora.
Ese contenido visual va en relación con todo el disco.
En los capítulos expongo cómo estamos trabajando estas superproducciones, mi vida. Y generamos también contenido para las redes sociales para que la gente se enamore y tenga contenido que consumir de todo este disco.
¿Cómo surgió la idea del reality?
Al principio hablamos de hacer un ‘making of’ (tras cámaras), pero Ramón Santos (productor) me advirtió que era un formato muy anticuado. Él me dijo: “Tienes que contar cómo vives, quién eres y tu día a día”, lo que empatiza muy bien con el público y ha conectado superbién.
¿Le ha costado exhibir su vida privada?
Ha sido fácil porque todos en el equipo de grabación somos, ante todo, amigos. A Ramón lo conozco desde hace muchos años. Igual con Pedro (Garrido) y Marco (Clairac), que son los camarógrafos, montadores y realizadores. Entonces simplemente me he dedicado a hacer mi día a día, no más. Me acompañan en casa; me siguen al instituto, que fue algo emocionante porque tenía 20 años que no veía a mis profesores; me acompañan al estudio de grabación, a casa con mi madre.
Eso conecta mucho con la gente.
Estamos hartos de ver fotos en estudios de grabación, en conciertos; pero subes una foto en tu casa con tu mascota o cocinando un huevo frito y ves que tiene muchas más reproducciones, porque la gente quiere ver lo que haces detrás de la escena. Todos tenemos un poquito de voyeur y queremos ver lo que hay detrás del artista.
“De Ecuador guardo un recuerdo superespecial”
Uno de los mejores aspectos de su trabajo es que saca al metal del gueto donde a veces se autoconfina y lo fusiona con otras artes. En el caso del video del tema Evil Machine, segundo single del disco, muestra lo que considera la primera coreografía del rock. La idea es mostrar cosas que conecten con la gente y mostrar ideas novedosas, frescas. Es tal la cantidad de artistas que existen actualmente, que siempre hay que ingeniárselas para de alguna manera marcar la diferencia.
Ecuador, y en general América Latina, siempre ha recibido con los brazos abiertos a las bandas españolas. ¿Qué papel tiene la región en su carrera, en lo que ha hecho hasta ahora y lo que vendrá a futuro?
De Ecuador guardo un recuerdo superespecial, porque la primera vez que yo toqué en Latinoamérica, la primera vez que viajó Saratoga fuera de España, fue a Quito en 2007, cuando llenamos el Teatro Ágora. Recuerdo haber visto desde el hotel los ríos de gente y preguntarle a Niko (del Hierro, bajista): “¿Has visto cuántas personas? ¿Qué habrá?”. Y él me dijo: “Ellos vienen a ver a Saratoga, vienen a verte a ti”.
Justamente en diciembre con Saratoga se presentaron en Loja, Cuenca, Quito y Riobamba, junto a Mago de Oz.
Para nosotros es muy interesante todo el mercado latino, tener la suerte de que nuestra música viaje por toda Latinoamérica. Yo voy a hacer un esfuerzo muy grande para estar en Quito con mi álbum bajo el brazo y hacer una firma de discos. En esta era digital, en la que casi nada es tangible, es bonito romper esa barrera y establecer un contacto directo con el público.
Lanzó su primer disco en solitario en 2014 (TTN). ¿Qué aspectos aún conserva de aquella experiencia, a pesar de los nueve años transcurridos?
A veces como artista vas dando bandazos, pero sin darte cuenta generas, a la hora de componer, un estilo propio, que en mi caso no es (el sonido de) Saratoga. Lo mío es más comercial, aunque no me gusta poner etiquetas; pero son canciones para un gran público, muy radiales. Estoy muy contento y orgulloso de este disco, de la forma en que hemos trabajado y con quienes lo he hecho, porque a veces como músico es muy difícil hacer las cosas como tú quieres, ya sea por dificultades con el presupuesto o la logística. Pero estoy muy contento.
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