Valeria Mena: "Salí por la puerta grande como siempre soñé"
La comunicadora laboró 28 años en Gamavisión. Era la imagen de esa cadena
La despedida de la manabita Valeria Mena (48) de Gamavisión, sorprendió. Ella llevaba 28 años ininterrumpidos en esa empresa de la cual solo se ausentó en vacaciones y en sus períodos de maternidad.
Se convirtió en su imagen. Fue presentadora del informativo estelar y el de la mañana. Luego de su salida el 4 de junio se tomó unas cortas vacaciones en Miami, Estados Unidos.
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Leer más“Todavía siento que no he aterrizado en la realidad”, comenta la comunicadora manabita y exreina de belleza que vive en Quito con su familia integrada por su esposo (el abogado Gianni Frixone) y tres hijos, Francesca (23), Bruno (20) y Fiorella (14).
¿Qué la hizo tomar una decisión que para muchos fue inesperada?
Estuve en las diferentes épocas de Gamavisión, cuando fue un canal privado, viví su época dorada, luego en la incautación. Ahora la situación es más complicada. Traté hasta el final de apoyar a mis compañeros, pero creo que 28 años de carrera en la TV merecen un giro hacia donde pudiera seguir haciendo lo que me gusta, pero en mejores condiciones. Definitivamente fue una decisión dura y tomada en el preciso momento por respeto a mí misma como profesional. A los 20 años empecé en esa cadena y salí por la puerta grande como siempre soñé, aunque con mucha tristeza y por supuesto gratitud. Sé que causó mucho revuelo la noticia, sobre todo en Quito y en las provincias en la que llega la señal de Gamavisión.
¿Por qué esperó tanto tiempo y no lo hizo antes?
Me lo han preguntado. En mi caso, la lealtad es importante. Como persona y profesional consideré que marcharme en los momentos difíciles no era lo mejor que podía hacer, además son 28 años de trabajo que también había que considerar.
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Es una etapa que concluye y se inicia otra…
No estoy alejada ni me alejaré de la Comunicación. Me mantengo en radio, estoy en FM Mundo con la revista Hola Mundo junto a Rodrigo Proaño y hago campañas para redes sociales. A través de estas recibí mucho cariño porque nadie se esperaba mi salida, pero fue una decisión analizada, madura y que consulté con mi familia. Las oportunidades laborales se darán en su momento. Ya se han dado acercamientos. A estas alturas analizaré con calma lo más conveniente. Mientras tanto comparto y disfruto con mis seres queridos.
¿Por qué se mudó a la capital?
Cuando terminé mi reinado en Manabí, me mudé. Vine a estudiar la universidad en la San Francisco de Quito a los 18 años. Estaba en el segundo año cuando surgió la oportunidad en el canal, además me casé. Ya llevo 26 años con mi esposo. Mi vida se desarrolló en la capital, pero nunca he dejado de ir a Manabí, siempre he mantenido la conexión con mi tierra, esta siempre llama (risas).
Es muy común verla con su hija mayor en las redes sociales.
Francesca está terminando la carrera de Comunicación. Mi hija labora en radio Exa FM. Hemos unido dos generaciones y estamos trabajando con marcas en las redes sociales. Somos madre e hija y colegas, es una nueva faceta que la estoy disfrutando.
Ser comunicadoras les permitirá compartir micrófonos o pantalla….
Son dos generaciones diferentes con una gran conexión, pero a la vez cada quien ve la vida de forma diferente. Sería lindo que compartamos de esa manera.
El matrimonio no es una tarea fácil, así que en 26 años seguramente hubo altos y bajos, verdes y maduras…
El matrimonio es una tarea de todos los días. Hemos pasado por etapas difíciles. Es un trabajo constante, es fundamental no dejar que la rutina se apodere de las dos personas porque este es un trabajo en conjunto. Ser padres también absorbe mucho tiempo. Pero formar una familia es una de las partes más bonitas, que obliga a madurar y a dejar ciertos comportamientos que no aportan en nada. No hay un matrimonio perfecto, pero sí un buen trabajo de pareja.
La vida siempre nos da lecciones…
Tengo muchos conocidos, pero pocos amigos. Mi círculo es sobre todo familiar. Uno de los momentos más duro que viví fue la muerte de mi madre (Betty Silva) hace tres años. Ella era mi pilar, la perdí a causa del cáncer. Me dejó el legado de seguir uniendo a la familia y es lo que hago. Mi mamá estaba plena en todo sentido. Después de su partida entendí que la vida se puede ir en un segundo. La enfermedad se le presentó de un momento a otro, luchó hasta el final. Ingresó al quirófano por una operación de vesícula en la que le encontraron un tumor muy grande.
Tras la pandemia se comprendió que la vida es muy frágil…
Nos dejó la lección de vivir la vida sin tantos planes a futuro, disfrutarla cada segundo. Ahora es lo que hago, encontrar motivos de celebración es fácil. A todo le busco un lado positivo. Muchos me dicen que nunca estoy triste y que siempre estoy sonriendo.
Pero llorar no es malo, es un desahogo, limpia el alma, es necesario
No me gusta que me vean llorar ni que me vean triste. Con frecuencia lloro por mi mamá, la recuerdo mucho, me hace falta. Ella tenía 78, mi padre, Manuel Mena es médico. Cumplirá 95 años, el 4 de agosto y se lo vamos a festejar. Es otro motivo por el que ha aprendido a celebrar la vida. A esa edad se toma un buen trago, le afectó la muerte de mi madre. Los hijos hemos estado sosteniéndolo.
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