La vida de la infanta Cristina tras el divorcio
No tiene interés en una nueva pareja. En 2024 es probable que se anuncie la boda de su exesposo Iñaki Urdangarin con Ainhoa Armentia
La hija menor de los reyes eméritos Juan Carlos y Sofía, Cristina de Borbón, estuvo casada con Iñaki Urdangarin durante 25 años. Se separaron en enero de 2022, tras conocerse el romance que él inició con una compañera de trabajo, Ainhoa Armentia, con quien vive en la actualidad.
El caso Noos y el paso por la cárcel del deportista dejaron muchas secuelas en la pareja, que ha mantenido un trato cordial por sus cuatro hijos, Juan, Pablo, Miguel e Irene.
Cristina es ahora una mujer oficialmente divorciada y libre. Sigue viviendo en Ginebra, Suiza, donde reside desde 2013 y nada indica que vaya a dejar esta ciudad que le proporciona anonimato y tranquilidad. Su hija menor, Irene, vivía con ella, pero partió a Camboya para cumplir un trabajo solidario con la ONG Sauce. A la infanta la acompaña el tercero de sus hijos, Miguel, que terminó su carrera de biología marina en Londres el año pasado y regresó al hogar materno.
No es el mejor momento para que ella se quede sola en Ginebra, sin apoyo directo de sus padres, amigos e hijos. Y no solo por el conocido síndrome del nido vacío. Este 2024 es probable que se anuncie la esperada boda de Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia.
No le interesa tener pareja
Según sus amigos, la infanta Cristina no quiere saber nada de una nueva pareja. Cuando le hablan de rehacer su vida su respuesta es un ‘no’ rotundo, según la revista Hola.
No quiere atarse a nadie. “Quiere vivir su libertad, así que parece que va a seguir los pasos de su hermana, Elena, que aseguró que no volvería a pasar por el altar cuando se divorció de Jaime Marichalar, en 2009.
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Nunca se queja, porque fue su decisión apostar todo por un matrimonio que creía indestructible, se nota que ha sufrido. No solo es lo que ha vivido, es también la exposición pública y el juicio durísimo al que fue sometida. No se siente cómoda siendo el foco, aunque ha recuperado mucha credibilidad social y cariño”, añaden fuentes cercanas.
Cristina madruga, hace deporte y se ocupa de su casa, donde no cuenta con mucha ayuda, lo que la obliga a desempeñar tareas como hacer las compras y cocinar.
Le gusta mucho la comida española y el sushi, y lleva una dieta en la que priman las verduras, las frutas y el pescado, porque se cuida mucho.
En Ginebra, le gusta ir a Misa los domingos, leer, escuchar música, salir a cenar, visitar a sus amigos en sus casas de campo o de montaña.
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