La Zorra Zapata, reivindica el insulto y lo llena de música
La artista peruana multidisciplinaria estuvo de paso por Ecuador por una gira de conciertos, en los que compartió con su amigo Mauro Samaniego
Algunas veces el instinto y el sexto sentido son tan fuertes que pueden ser las principales herramientas para lograr trascender. El talento, envolviendo cada decisión, y una visión artística indudable son algunas de las claves en la carrera de una artista que musicalmente es difícil de definir.
La Zorra Zapata (Nuria Zapata Fiedler) es el nombre de la intérprete, que para la parte más conservadora y misógina de la ciudad le puede parece escandaloso de sobremanera nombrarse con un insulto. Palabra que realmente no lo es, puesto que solo es el nombre de un animal, que es sagaz e intrépido.
La peruana estuvo de paso por Ecuador, en una gira de tres fechas por Quito, Cuenca y Guayaquil. Esta primera vez tocando en el país le ha ayudado a abrir sus horizontes en cuanto a las conexiones musicales que tiene la región.
En dupla con su amigo Mauro Samaniego, músico quiteño a quien conoció por redes sociales, y también se le acercó por este sexto sentido que le dio aviso. La escena independiente la recibe y queda satisfecha por la experiencia.
La limeña, de buena charla, se muestra muy genuina. Y en cada pregunta deja ver que las canciones de sus dos discos ('La Zorra Zapata' y 'Acantilados') son tan reales como lo es ella en esta entrevista.
Óscar 2023: Lo bueno, lo malo y lo feo
Leer más¿Cómo fue su infancia y cómo la marcó el arte?
Mi infancia la pasé en Tarapoto, en la selva del Perú. No fui muy de ciudad. Crecí entre cataratas y columpios en el árbol. Muy apegada a la naturaleza. Sin embargo, creo que mi primer contacto con el arte fue el baile y el dibujo. Me encanta bailar aunque nunca he tomado clases de danza. Lo que sí hago es bailar mucho salsa. Puedes encontrarme hasta las 6 de la mañana bailando con alguien con el que tenga química.
Es una artista multidisciplinaria, con estudios en artes plásticas y dramáticas, ¿cuál cree que es la que la llena más?
Todas las disciplinas que he hecho en mi vida han llegado al punto en el que se retroalimentan y la música tiene la capacidad de vincular todas estas. Sea el baile, las artes plásticas, las escénicas. Y es verdad que siempre estoy encima de todas las cosas que hago, aunque tengo un equipo muy profesional y chévere. Estoy totalmente metida en el proyecto.
¿Cómo decide titular a este proyecto como La Zorra Zapata? Para cierto sector esta palabra puede ser muy violento, quizá hasta crea rechazo.
Yo tengo un apego muy especial con las palabras y siempre ando buscando señales en ellas. Por ejemplo, me di cuenta que con mi nombre Nuria, para escribir ruina se usan las mismas palabras. Mi nombre completo es Nuria Zapata y si le das la vuelta a la N o a Z, siempre van a ser una u otra. Yo quería ser la ZZ. De broma en broma, conversando con mi bajista de esa época decidí ponerle La Zorra Zapata. Se lo puse como a modo de juego pero ahora que ha pasado un poco de tiempo creo que había la necesidad dentro de mí de reivindicar este insulto hacia la mujer. Porque si se lo dices a un hombre es un tipo astuto y audaz, en cambio para una sería una fácil, una regalada.
¿Qué es ser una zorra ahora?
Es ser una mujer astuta, que va por lo que quiere.
¿El nombre causó conflicto?
Siento que al principio el nombre me pesaba. Imagínate llegar donde mi psicóloga y decirle que tengo un proyecto que se llama La Zorra Zapata, o con mi suegra (Risas). Sí podía ser controversial, pero me encanta que ahora este nombre se haya llenado de música, de sonido.
Su proceso musical
Ha publicado dos álbumes. Pero si tuviera que escoger una canción que condense toda su propuesta ¿Cuál sería?
¡Es muy difícil esta pregunta! Creo que Increíble, la primera canción que saqué, tiene algo muy nuclear de La Zorra Zapata. Inicia muy tranquila, melancólica y vulnerable pero luego tiene esta vuelta que se vuelve más potente y ruda. Este proyecto se maneja en atmósferas muy suaves pero luego tiene también mucha potencia.
En alguna entrevista afirmó que “no serviría para nada más que para el arte”. ¿Por qué considera esto?
Hasta ahora lo pienso y no me arrepiento de haberlo dicho. Te cuento que no tuve que elegirlo, porque para muchas de las otras cosas de la vida soy muy mala para hacerlo. Tengo un montón de déficit de información que una mujer adulta debería tener como direcciones, orientación geográfica, y si me hablas de matemáticas escucho un zumbido. Soy una persona bien polarizada. Lo que hago bien, me sale muy bien. Y lo que hago mal pues soy una inepta. (Risas)
Empezó su carrera musical en pandemia. ¿Qué inspiró este tiempo?
La pandemia nos puso muy de cara a la muerte y siento que esa frontalidad hacia un fin definitivo nos puso a mirar hacia nosotros mismos. Creo que se hizo un tiempo apropiado para saber lo que se necesita y a mí me hizo bien para mi carrera. Aprendí en algo a producir y yo no sabía ni usar un USB. Con la tecnología me pasaba que me daba mucha ansiedad tener tantas opciones y botoncitos.
En la música y los instrumentos siempre hay muchas cosas que estar pendiente…
Para comenzar quiero aclarar que mi conocimiento musical matemático es nulo. Yo explico las cosas haciéndolo. Mi manera de experimentar y desarrollarme es a través del hacer y no del saber. Voy abanderada de mi instinto y lo que creo que suena bien y punto. Yo siempre digo que mi superpoder es no saber, en cuanto a la música. (risas).
Daniel y los Yadas: Se liberan de pretensiones y de la oligarquía
Leer más- “Llegue a Quito y Ecuador me di cuenta que la escena local es muy cálida y acogida. Me pregunta si esto era porque solo era una artista internacional. Pero creo que no, que su circuito está muy afianzado. Otra diferencia gigante es que en Perú todo está centralizado en Lima pero acá cada ciudad tiene su movida”.
- “Cuando conocía a Mauro y a su banda DaPawn y pudimos tocar junto en Lima, me di cuenta que pude ser muy ignorante sobre las posibilidades que se ofrecen en territorios contiguos. Jamás llegué a imaginar que Ecuador sería un buen lugar para poder tocar. Y aparecen ellos y comienzo a jalar un hilo en el que aparecen proyectos muy chéveres e interesante”.