Los arrepentidos
Pero al arribismo es un fenómeno mental, al poco tiempo vuelven a caer en el mismo error. Así van poco a poco despersonalizándose...
A los arrepentidos, ubíquelos en el contexto que más se adecue a su parecer, ya que fácilmente se entreveran entre los seres humanos, rondando en otra dimensión intelectual, aun no debidamente definida por las ocasiones que aprovechan o no, producto de su incertidumbre por los entretelones de las conjeturas. Llegan así a la dubitación, camino que conduce al error, que luego quieren justificar con arrepentimiento. Pero lo hecho, hecho está y no hay vuelta atrás. Creen que por el solo hecho de expresar el término arrepentido abiertamente, justifican o niegan su culpabilidad o se sustraen de la responsabilidad de ese subproducto del intelecto que es la falta de raciocinio, acometido de inhábilmente y pecando de confiados y/o desconfiados, al desoír voces de experiencias. Luego, erigiéndose en seguidores de metodologías prosaicas del saber de los que sin conocimientos manifiestan con cierta solvencia ser parte de la clase media, dan la espalda al lugar del cual salieron y lo clasifican despectivamente de vulgo. No caen en cuenta de que se apartan de donde salieron, de la sana sapiencia. Tras haber intentado penetrar en una esfera más alta de la sociedad, para ellos de indescifrables y desconocidas dimensiones, al no poder alcanzarlo, deambulan cabizbajos por la desesperación, confundidos, endeudados, sin un quinto en sus bolsillos. Pero eso sí, ufanos de haber aspirado a pasar de la clase media a la alta. Al ver lejos sus vagas aspiraciones, se tornan en arrepentidos. Pero al arribismo es un fenómeno mental, al poco tiempo vuelven a caer en el mismo error. Así van poco a poco despersonalizándose.
César A. Jijón Sánchez