Blanquear, por fin, Cuba
Ante la primera manifestación anunciada en Cuba en 62 años contra su dictadura el mes pasado, su Gobierno reaccionó con detenciones y anunciando para esos días unas maniobras del ejército.
En esta ocasión, para el lunes 15 de noviembre, el régimen, mostrando su gran debilidad e impopularidad, prohibió además ese día elevar el sonido de las radios e incluso colgar ropa blanca o vestirse de ese color, como las Damas de Blanco. Sí, esas heroicas defensoras de la libertad que durante tantos años han protestado en favor de sus presos políticos, recibiendo, entre otros, el Premio Sajarov del Parlamento Europeo.
En el exterior, los más ciegos y fanáticos seguidores de esa dictadura, más reaccionarios, por su duración, que los de Rusia, han cometido en España el ridículo de concentrarse ese día 15 en la su embajada en Madrid “para resistir a los ataques, en defensa de la Revolución”, como si aquí también se asaltaran las sedes diplomáticas.
En cambio, los amantes de la democracia real (hoy por ti, pueblo cubano, mañana por mí), se concentraron el día 15 en la Puerta del Sol.
Diego Mas