Cartas | ¡Carapaz: la semilla que dejaron germinando los hermanos Pozo!
Ojalá se solucionen todos los conflictos ocasionados por malos gobiernos para así derribar obstáculos
Por los años 60 aún no había una ley que ayudara al fomento y desarrollo del deporte ecuatoriano; por ello permítanme sugerir que nunca se olvide la semilla que fueron dejando los hermanos Pozo, nacidos en Carchi. Ellos fueron los primeros pedalistas ecuatorianos en trepar los picos más altos en los Andes argentinos, lo que valió para que la prensa bonaerense, con grandes titulares, los bautizara como cabras de montaña.
El ciclismo ecuatoriano de ruta y pista parece haberse recuperado de la mala dirigencia que lo mantuvo enterrado por muchos años, y ese es el motivo por el cual estamos restañando los méritos de los primeros en poner la bandera de la patria en lo más alto del mundo. Y no olviden que fue en Guayaquil donde nació esta disciplina. En aquellos tiempos la ciudad puerto era poblacionalmente pequeña y apenas llegaba a doscientos mil habitantes. Sin embargo aquí nacieron ruteros como los hermanos Ascencio, que de mecánicos de bicicletas se convirtieron en ídolos junto a Gonzalo Gómez de la Torre, Ullauri, los hermanos Vega Cadena, Hilario Cortez, Washington Moreno, David Romo, Guido Velásquez, entre otros, que nacieron de pruebas dominicales que se realizaban en el hemiciclo de la Rotonda y que auspiciaba El Universo bajo coordinación del periodista Carlos Cherres Gómez ‘Carchego’, quien entregaba premios donados por varias casas comerciales.
Esta historia es resultado de lo que quedó de la vieja dirigencia, cuando en Federación Deportiva del Guayas había mecenas que devolvían el vuelto cada vez que salían al exterior. El deporte guayaquileño trabajaba con varios clubes que hacían ciclismo de carretera, como Nueve de Octubre, Barcelona, Emelec, Caupolicán, Luq San, River Oeste, Liga Deportiva Estudiantil. Aún no contábamos con el velódromo del Estadio Modelo, que fue mal construido pues no tiene ceja de seguridad para cuando se realizan pruebas en los cuatro mil metros de persecución individual. Las llegadas de las clásicas ciclísticas Guayaquil-Nobol-Guayaquil, se hacían a pocos metros del puente 5 de Junio en el estero Salado. Desafortunadamente, en la matriz del deporte provincial ya nadie corre y las competencias de lanchas a motor y velerismo quedaron para la historia.
Ojalá se solucionen todos los conflictos ocasionados por malos gobiernos para así derribar obstáculos.
José Emilio Ruiz Ortiz