Cartas | No cárcel para los conductores, víctimas de la anomia municipal en Quito

Con debida señalización y campañas de concienciación todo el tiempo se irán corrigiendo conductas inadecuadas

No cabe cárcel, ni ‘a la quinta’, como propusieron algunos legisladores, ni ‘si los agarran los dos últimos días del mes’. Al día siguiente del anuncio del alcalde varios irresponsables conductores continuaron corriendo, incluso agentes en motos metiéndose entre los carros. Para modificar la peligrosa conducta se puede plantear una multa, jamás cárcel, de $ 5, todas y cada una de las veces que infrinja un conductor de auto o motos, por exceso de velocidad, por no ceder el paso, porque se descubre -con analizadores portátiles- que su catalizador de gases no está bien, que sus llantas están lisas, etc. No cabe cárcel, la medida es desproporcionada, según el art. 76 de la Constitución, y será declarada inconstitucional, como ocurrió cuando se pretendió meter a la cárcel a quienes tuvieran sus carros con llantas lisas (A. Benavides); y porque no se puede dejar que el juez decida a qué cárcel lo envía si se supera los 189 espacios que hay ‘disponibles’; se expone a que vaya a una cárcel de alta peligrosidad, cuando no cabe en ningún caso de contravenciones o accidentes de tránsito destinar a una persona a una cárcel así. Pero hay otras razones que el Municipio debe contemplar, que hacen que su radical propuesta no sea eficaz. Es inmensa la mora que tiene con la comunidad, que causa tiempos muertos de transportación para los conductores de 600 mil autos en Quito. No hay semáforos inteligentes, faltan parqueos -baratos o gratuitos- para no ocupar las calles y permitir más fluidez en el tránsito, con excepción de la Zona Azul, que da trabajo. Como líder de la ciudad, el alcalde debe hablar con las empresas que ponen tiempos máximos de entrega a sus motorizados, que por eso corren desesperados, causado incluso muertes y accidentes. Las motos ocasionan 30 % de los accidentes de tránsito. Falta implementar carriles exclusivos para motos. El alcalde debe disponer a la Secretaría de Movilidad que deje de exigir a los tres mil buses urbanos que cumplan tiempos máximos en sus rutas, obligándolos a complicar el tráfico con sus impericias para llegar a tiempo. Van décadas y no se puede lograr la Caja Común entre cooperativas para evitar carreras por ganar clientes. A diario se van cambiando los hábitos, por eso cabe una multa baja, aplicándose las veces que sea necesario. Con debida señalización y campañas de concienciación todo el tiempo -no solo dos días del mes- se irán corrigiendo conductas inadecuadas, lo que que podría ser replicado en todo el país. Estamos a tiempo.

Diego Fabián Valdivieso Anda