Cartas | Compartamos experiencias y construyamos juntos conocimientos valiosos

Frente a un contexto de profundas carencias, al adolescente y joven de la educación pública se le debe procurar la confianza 

Dice el lenguaje refranero: “lo prometido es deuda”. Si solo enunciamos dificultades y problemas en el tema educación, la situación permanecerá inalterable; es preciso proponer, actuar. ¿Cómo hacerlo? Es un avance valioso si ya se tiene diagnóstico de los estudiantes del último año de Educación General Básica (EGB). Sostuvimos dos especificidades en anteriores relatos: 1. Ojalá se pudiera trabajar a lo largo de todo el proceso formativo con la aplicación del diagnóstico. 2. El conocimiento de esas referencias -que arroja el diagnóstico- en torno a disposiciones o estilos teóricos, reflexivos, pragmáticos y creativos (porcentajes), disposiciones que permiten al estudiante aprender y al profesor ejercer su quehacer docente, dependen de la preparación (capacitación) del maestro y de que el estudiante perciba que él es importante en esa clase y que sus intereses se toman en cuenta. Nadie es parte de algo si no se siente involucrado. Con ese entramado de motivación, datos y capacitación docente se pueden construir experiencias y conocimientos valiosísimos en un aula escolar (este enfoque es sobre la educación pública). Por ejemplo, un profesor envía -como solemos hacer - tareas a sus estudiantes de la décima de EGB: “Investiguen sobre tal tema” - sin más-. Generalmente el joven recurre al ‘copia y pega’. Pero, ¿qué pasaría si a esos jóvenes, con todos los datos que tiene el docente proporcionados por el diagnóstico, se le solicita, a partir de un breve y sencillo esquema, un tema que siempre deberá ser un asunto que les atañe: el barrio, su familia (el mejor amigo, la violencia existente, las aspiraciones; las mejoras; su experiencia en el trabajo, muchos de ellos ya lo han experimentado, etc.), así como a quiénes va a entrevistar y las razones de esa decisión, por qué es importante su investigación y qué conclusiones saca; finalmente, conclusiones que las deberá discutir en grupo? Ese breve escrito le permite a un profesor señalamientos de mejoras como correcciones idiomáticas y calidad de la escritura, interacción desde la permanente pregunta, precisiones realizadas con claridad y firmeza sin desvalorizar. Frente a un contexto de profundas carencias, al adolescente y joven de la educación pública se le debe procurar la confianza: “Yo creo en el profesor porque él cree en mi”. Es decir, lo que se propone en términos sencillos y con el espacio al que la colaboración debe sujetarse, siempre será una enseñanza viva y aprendizaje para la vida.

María Cecilia Loor de Tamariz