Cartas | Dar una buena inducción al personal antes de que atienda al público
Nadie nació sabiendo y quienes trabajan con contacto al público cada día tienen una oportunidad para brindar mejor servicio
Ayer fui a un banco a certificar un cheque. ¡Oh sorpresa!, dicha operación duró hora y media, todo porque el joven que atendía la ventanilla no sabía cómo proceder con mi requerimiento. Muestra de aquello: insertó el cheque en forma errada en la máquina. El nerviosismo en su rostro me recordó cuando a los alumnos les preguntan sobre temas que no saben, por lo cual le sugerí pedir ayuda al cajero que estaba a su lado izquierdo, quien es muy amable y me ha certificado cheques en ocasiones anteriores. Entonces me dijo: no me llevo con él, a lo cual le indiqué consultar al joven ubicado al lado derecho. Su respuesta fue: tampoco le hablo. Fue cuando le indiqué que hablara con el jefe de agencia o que si no lo haría yo. Finalmente, dicho funcionario resolvió el tema y la justificación de la demora fue: “al joven le da vergüenza preguntar”.
Consciente estoy de que la experiencia se adquiere con el transcurso del día a día, pero aquí se presentan dos temas puntuales: antes de sentarlo para que atienda, confirmar si el colaborador recibió completa inducción sobre su puesto de trabajo y sobre la importancia de que el individuo desarrolle habilidades blandas.
La Biblia en Isaías 41:10 dice: No temas, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de mi justicia. Nadie nació sabiendo y quienes trabajan con contacto al público cada día tienen una oportunidad para brindar mejor servicio y vencer temores.
Marysol del Castillo