Cartas | Ecuador necesita de sus mejores hijos para el milagro del desarrollo

¡Aún hay tiempo para enmendar los errores, aprendamos a elegir!

En mis largos años vividos no he conocido ningún país en el que un grupo de mediocres pueda generar el milagro de conducirlo al desarrollo. O en el que personas medianamente preparadas y medio informadas puedan liderar y ganar las guerras que la patria está requiriendo ahora librar. Se escucha mucho que Ecuador no necesita gente preparada sino gente honrada, olvidándose quienes así creen que la primera muestra de corrupción y deshonestidad es postularse a un cargo para el que no se está capacitado. Nuestro país requiere de sus mejores hijos, con valores, honestos, capacitados, con los conocimientos para tomar decisiones que hoy deben formularse para lograr resultados positivos para el futuro, el país que todos anhelamos. Ecuador necesita una transfusión de grandeza y de respeto mutuo y la debida comprensión de que no es de unos pocos sino de todos. Que la verdad y las soluciones no son propiedad exclusiva de una persona o de grupos sino propiedad colectiva de los ecuatorianos. Que viajamos en una embarcación y si se hunde todos naufragamos. Ecuador requiere con urgencia que en las próximas elecciones se elijan mandatarios y legisladores de primera, con visión de país y no con intereses personales ni del grupo al que pertenecen, con capacidad de liderazgo para discernir entre lo conveniente, aunque sea duro de aceptar, de lo fácil y popular a oídos de los electores. Necesita ministros, asesores y funcionarios públicos competentes y honestos; no figuras decorativas que sean dóciles a la voluntad política superior. El país está muy necesitado de autoridades incorruptibles, portadores de sabiduría y conocimiento de la realidad. Si nos demoramos en enfrentar el proceso de hacer que el país transite por la ruta de la grandeza y el respeto mutuo, de la meritocracia y la capacidad, de la serenidad y la firmeza, de la madurez y la sabiduría, quizás nunca llegue a alcanzar el progreso anhelado. ¡Aún hay tiempo para enmendar los errores, aprendamos a elegir!

Mario Vargas Ochoa