Cartas de lectores: Actual realidad del ferrocarril ecuatoriano

Además permite la integración regional del transporte, con una buena red vial

El ferrocarril ya no atraviesa la Costa y la Sierra, solo queda el silbato en la memoria silenciosa de las comunidades por donde transitó. La red ecuatoriana ferroviaria fue bien conectada y regulada, y fue factor básico en el desarrollo del país. Los recuerdos de aquellos que viajaron y de sus trabajadores nos permiten tener datos del ferrocarril, dejando un documento a quienes no lo conocieron. Muchos presidentes se preocuparon por mantener su progreso, pero de a poco se han ido deteriorando y destruyendo estaciones, rieles, durmientes, vagones y locomotoras, por desidia y quemeimportismo de otros. Las comunidades del ferrocarril siempre han rechazado las ideas de eliminarlo. Con él rehabilitado se volvería a incorporar a amplias zonas productivas, anexas a la línea férrea, en beneficio de la calidad de vida de sus pobladores, con transporte masivo de carga, pasajeros y de turismo, pues hay un acercamiento a los centros educativos y culturales de las ruralidades para tener mayor acceso a las instituciones educativas, más seguridad y bajos precios en carga y pasaje. Además permite la integración regional del transporte, con una buena red vial, a nivel local, provincial y nacional, con información técnica operativa de las locomotoras a vapor y electro-diésel que tenemos. Señor presidente Noboa, le recordamos que usted y su ministro de Transporte y Obras Públicas Roberto Luque, prometieron estructurar un proyecto financiero que puede ser rentable con una inversión público-privada o una concesión. Hay 53 locomotoras y 31 estaciones que pueden ser operativas, como la de Ibarra. Y casi igual número entre otras provincias, como Quito, con una locomotora a vapor No. 17, cuatro locomotoras a diésel-eléctricas. Ibarra: una locomotora a vapor No. 18. Dos a diésel, dos tanqueros, una autochiva y 15 vagones. Alausí: dos locomotoras a diésel-eléctricas y autoferro No. 94. Riobamba: dos a vapor, No. 45 y 58 y una locomotora diésel-eléctrica. Durán: tres locomotoras a vapor No. 11, 14 y 53, dos locomotoras a diésel-eléctricas y cinco vagones de tren crucero. Machala: dos locomotoras a vapor y eléctrica No. 8 y 26, en Puerto Bolívar y la No. 42 en la comunidad Piedra. Manabí: tres vagones en Calceta. En Tenguel una locomotora y en Guayaquil, Malecón 2000, un vagón. En otros países se preocupan por modernizarlo e invertir para ampliar la interconexión ferroviaria (México con el tren Maya y Perú, que construye seis líneas ferroviarias para carga minera). Sigamos estos ejemplos.

Robespierre Rivas Ronquillo