Cartas de lectores: Adiós Francisco
Elegiste partir con humildad, tras luchar por la fe, la justicia y la fraternidad. Hoy, el bien te acompaña. Vamos, Francisco
Elegiste partir cuando Jesús volvía, el afán de beberte hasta el sorbo final la rebosante copa de tu esfuerzo esquivo con la pompa, morando en la modestia, con tus mismos calzados, que te sabían el rumor de tus caminos.
Enfrentando molinos de tormentas, y fueron tantos, como que te abundaron los encargos: ten presente a los negros, los migrantes contigo, recuerda a tantos niños, no te olvides de aquellos que vistiendo sotanas disfrazan algún vicio; no habrás de compartir los tesoros ocultos, no podrás acabar viejos prejuicios, las tareas son tantas.
Y enfrentaste solo a batallas incruentas, no cambiaste de nombre a los delitos. Confrontador severo y permanente, abres la puerta a Acuario, nuevos vientos. Con la fuerza de la fe como estandarte le devolviste aire y luz a nuestro ambiente.
Al desafío de salvar la ‘humana fraternitá’, quemaste los prejuicios al ser del amor sino divino. No mezquinaste a nadie bendiciones.
Dios está en su creación, nunca se ha ido. Siempre el humilde buen pastor por el camino, como que vas sonriendo, eres distinto.
¡Tan grande es tu humildad! Pido por ti y por mí. Lo has insistido.
Seguro habrá de irte bien, el bien contigo. Ya me parece verlos, par de amigos:
- ¿Cristo, me esperabas?
- Sí, te estaba aguardando. ¡Vamos, Francisco!