Cartas de lectores: Los agricultores y los problemas del invierno

Quien sea elegido el 13 de abril debe presentar una buena planificación de ayuda para los agricultores 

La furia de la naturaleza ha dejado grandes secuelas destructivas por las continuas e intensas lluvias, con desbordamiento de ríos en 23 provincias, con 176 cantones y 514 parroquias afectados. Además, más de 20 mil viviendas, 68 centros educativos y más de 82 mil personas con problemas en el hogar por deslizamientos de tierra, caídas de puentes, inundaciones, etc. El invierno, crudo fiscalizador de la calidad de obras, deja al descubierto la falta de planificación, desconocimiento e improvisación de organismos sectoriales y nacionales. Los gobiernos provinciales y municipales no se preocuparon por el mantenimiento adecuado de canales de desagüe, muros de contención, alcantarillas, dragado de ríos, ocasionando incalculables pérdidas, en especial en la agricultura. Las carreteras, en muchos tramos, están afectadas al igual más de 14 mil hectáreas de cultivos, de manera parcial o total, de arroz, maíz, banano, etc. Las provincias más afectadas son las de la Costa: Guayas, Manabí, El Oro, Los Ríos, así como Loja y otras del Oriente. A pesar de la gravedad, el Gobierno ha dado soluciones a medida en algunas provincias, con ayuda de kits y bonos económicos en los sitios afectados. Hay que destacar que uno de los productos más consumidos es el arroz pero, a pesar de la pérdida de unas 7.300 hectáreas por las inundaciones, habrá para consumo interno y exportación. Asimismo, el presidente, a través de su ministro de Agricultura y el área de control de precios, debe inspeccionar los valores de los productos, en especial los de la época invernal, para evitar que oportunistas hagan ilegalidades. No existe acción fácil para revivir al sector agropecuario. Quien sea elegido el 13 de abril debe presentar una buena planificación de ayuda para los agricultores y demás afectados, salir del enfoque rutinario y estéril, creando un programa más moderno, eficiente, innovador y sostenible, que favorezca al país. El cambio, aunque titánico, será posible cuando entendamos que proteger a la naturaleza es proteger nuestra propia existencia y la de futuras generaciones, con un nuevo sistema agrícola ecuatoriano.

Robespierre Rivas Ronquillo