Cartas de lectores | Alegre forma de gobernar
El próximo gobernante tendrá la respuesta, que ojalá anuncie al día siguiente de posesionarse del cargo
En la Constitución se expresa toda la irresponsabilidad. Esta ley básica es de la hechura dada por Correa y Cía., por ello puede colegirse que es una costumbre atávica del entretenimiento con que actúan los burócratas, en especial los que asumen ser jefes o mandamases. En la presunción de buena fe que hay tras cada gobernante se diluye la certeza cuando las decisiones toman forma de órdenes que deben cumplirse sin hacer observaciones. Se lo ve en todo: en el manejo alegre de la economía, en la ‘guerra’ contra el crimen organizado, en discusiones para controlar la justicia, en fingir adherencia a los grandes principios del Derecho para poner a las normas en su reemplazo, con desfachatez que sorprende e incomoda. El caso del IESS es el más dramático. La Constitución es un papel humedecido con aguas servidas. Y la demora en secarse da tiempo a quienes juegan con el destino de la gente para reiniciar este ‘ensuciamiento’. Ahora se cree que el mejor método para vencer al crimen organizado es traer a los ‘marines’ para que ayuden a vigilar a los delincuentes, y se ponen obstáculos para que ello no pase. La Asamblea colabora de muy buen agrado. Los remedios para hacer la receta más eficaz deben contener vitaminas para endurar ánimos, educar con normas de Carreño a los burócratas que no responden (la mayoría); administrar el dinero con la solvencia del contador, hacer justicia creando el Derecho sin temor ni favor, poner un fiscal que amplíe la mira en la lucha contra el crimen y reubicar al país en el mundo, para que construya su propio respeto. Hay una Constitución que es un manual de instrucciones para que se consolide la dejadez y se honre la impunidad originada por la corrupción, pues proviene del mayor criminal de nuestro tiempo. Así se afirme que se hará lo que se promete hacer, siempre está la sombra de este ‘legado’. ¿Hasta cuándo? El próximo gobernante tendrá la respuesta, que ojalá anuncie al día siguiente de posesionarse del cargo. Esto debieron hacer los dos últimos gobernantes, quienes debieron seguir instrucciones de una constitución redactada al gusto del gobernante de los 10 años.
Francisco Bayancela González