Cartas de lectores: De los apagones
Difícilmente un funcionario será tan eficiente; está más preocupado de su propia seguridad
Sin luz ni agua. ¿Cómo es posible esto en pleno siglo XXI, donde vemos coches con conducción autónoma, chatbots que redactan mejor que un humano promedio, cohetes espaciales reutilizables, algoritmos informáticos que desentrañan con perfección matemática preferencias del usuario?
Una simple razón: no contamos con políticos, sino con profesionales del espectáculo y escándalo. Se ‘preocupan’ solo por lo que está de moda y que más resuena en los medios. Antes de la crisis energética era la inseguridad, problema no resuelto; ahora, a diferencia del índice de muertes violentas, que puede maquillarse, 14 horas sin luz son imposibles de ocultar.
Un gobierno ignorante de retos presentes y futuros nos es dado con cada elección. Hoy se escucha: solar, eólico, biomasa, geotérmico, terminologías que integran los planes de quienes aspiran al solio presidencial. Tan pronto lleguen al poder los tentáculos de la burocracia enredarán sus proyectos, dejándonos igual o peor.
Para realmente poner solución a la crisis se necesita un sentido de urgencia tal que permita eliminar requisitos y procesos, y simplificar y optimizar la burocracia. Difícilmente un funcionario será tan eficiente; está más preocupado de su propia seguridad, creyendo quedar a salvo de posibles consecuencias si se escuda en cumplir formalidades al crear más papeleo inútil. El reto no está en construir parques solares que apoyen a las hidroeléctricas, sino en acabar con la mentalidad de mediocridad de los servidores públicos que les impide poner manos a la obra.
Patricio Álvarez Alarcón