Cartas de lectores: Aprendizaje oportuno

El joven se arrodilla ante su progenitora y le promete nunca más cometer un desliz

La madre acude a la escuela de su hijo para saber por qué ha sido castigado enviándolo a un calabozo de la institución; el inspector le explica que el joven ha sustraído dinero que sus compañeros reunieron para ayudar a uno de ellos que sufrió una desgracia familiar. Lo sacan y lo primero que hace es arrodillarse ante su madre para pedirle ayuda, que no resiste estar allí, en compañía de otros dos estudiantes castigados por haber peleado causándose daño físico; que les tiene miedo y que le han causado mucha ansiedad y desesperación. La madre le dice que el castigo recibido es merecido y que aprenda a aguantarlo porque si hurtó en perjuicio de alguien que necesita de urgencia debe pagar por su acción; que si no aprende a ser honrado de niño, más tarde si se hace político robará en perjuicio de los ecuatorianos, que si lo descubren irá a la cárcel, y ahí sí, su ansiedad y desesperación lo harán implorar ayuda; y que si las autoridades saben aplicar la ley, lo obligarán a devolver lo robado. El joven se arrodilla ante su progenitora y le promete nunca más cometer un desliz pues no quisiera estar en la situación de un político desenmascarado.

Edmundo López