Cartas de lectores: Argentina vista desde Ecuador
Si se mantiene dentro de los carriles de la democracia puede convertirse en un gran presidente
Ya se cumplió un año de Javier Milei como presidente de Argentina. Mucho se dijo sobre sus ideas, personalidad y demás aspectos que lo volvían irreverente ante los ojos de la “casta”, y que generó temores sobre lo que haría de llegar al poder.
Dato mata relato. Recordemos los difíciles momentos económicos y sociales que ha atravesado la nación sudamericana producto de malas decisiones (gran parte de ellas políticas) que la arrastraron a la pobreza, al deterioro de su calidad de vida, fuga de cerebros y otras calamidades; probablemente el único que salió avante fue el gobierno de turno, ligado a corrientes de izquierda vinculadas con la justicia social, que se abanderaba en el peronismo, pese a que existió una pausa con Macri.
Su visión gradualista de política pública permitió el retorno de los malos argentinos de los últimos años, los Kirchner. Pero como en una fábula, salió la luz al final del túnel y el mismo ciudadano argentino cansado del ‘statu quo’ lo votó porque reflejaba el cambio que se ansiaba.
Tras las primeras decisiones en materia de política económica ya se observan los primeros logros reflejados en una inflación que cayó a una tasa anual del 107 % cuando se proyectaba a 3.500% de seguir la tendencia (noviembre cerró con inflación mensual apenas superior a 2%), la pobreza ha empezado a disminuir, las cotizaciones del dólar blue y la oficial casi confluyen entre sí, el riesgo país pasó de 2.500 puntos (10 diciembre del 2023) a 700 puntos (al 13 de diciembre), desde 2025 verá un crecimiento cercano a 5%, la deuda externa se ha reducido en poco más de $ 10 mil millones, las exportaciones en el primer semestre de 2024 crecieron 26,6% respecto al mismo período del 2023, y así. Hay cosas que mejorar aún pero llegarán de a poco a medida que desmonten el Estado paternalista instaurado.
Al comparar con Ecuador, qué bueno es observar cuando se proponen hacer cambios de fondo que se requieren, sin importar el coste político que representan; demuestran la valentía de querer hacer las cosas por el país y su gente. Ojalá nuestra clase política alguna vez ponga por delante el crecimiento económico y el bienestar de la población, antes que el suyo. Como menciona Andrés Oppenheimer: “Milei ha enderezado la economía argentina sin violar las reglas de la democracia. Por eso el balance general de su primer año es positivo. Si se mantiene dentro de los carriles de la democracia puede convertirse en un gran presidente”.
Jorge Calderón Salazar