Cartas de lectores: Asamblea grotesca
Recién empieza a vaguear, califica con un 42/100 y quiere 67,6 millones de presupuesto, Dios sabe para qué. Arrastra un buen porcentaje de inútiles reelegidos luego de que la muerte cruzada les mandó a sus casas por indeseables y golpistas, e inaugura un ejército de ignorantes que no sabe para qué está ni qué es lo que quiere. Si se hubiera molestado en leer la Constitución y reglamentos no se habría prestado por ejemplo, para obedecer la orden de un juez pillo que le tiró el muerto de decidir si permite o no enjuiciar Glas, que sin estar en funciones, no merece el procedimiento a ella encomendado; al momento es ‘huésped’ en la embajada de México, esa que violando los tratados alcahuetea asilos e ilegales aventuras correístas. El jueves 28 le negaron la prelibertad por cumplir parte de la pena, esa libertad que exige con sonrisa torcida, pagando millonarias cifras, con aires matoniles y haciendo la V de la victoria. ¿Qué victoria? ¿Acaso es victoria volver a la cárcel? Al delincuente le faltan dos años de los ocho a que fue condenado por ladrón y para variar es acusado (peculado 13 años) de apropiarse de 3.000 millones de dólares recolectados para reconstruir Manabí luego del terremoto, ¡qué tal!
El primer poder del Estado, que por mandato constitucional tiene que fiscalizar empresas públicas y velar por la honradez de sus funcionarios, está ocupadísimo en espulgar delictuosamente, cómo hace para marear la justicia y librar de castigo a un ladrón de cepa; también está ocupado en tumbar a la fiscal del Estado, mujer valiente que a través de Metástasis tiene en capilla a un pelotón de malhechores empeñados en instaurar la narcopolítica y hacer doctrina del encubrimiento y el robo. El primer poder del Estado está dirigido por un hombre que parecía serio y enterado, pero que hoy no sabe dónde correrse cuando las papas queman y deja botando su asamblea para que sea dirigida por una ignorantona correísta de malos antecedentes.
Esa es nuestra Asamblea grotesca, ridícula y estrafalaria, que trabaja tres días a la semana y gana como que lo hiciera ocho. Sería bueno que todos los 137 asambleístas se pongan de acuerdo en servir a la patria, jurando que no quedará un ladrón a la vista, aun sabiendo que todo lo que se hace en este pobre país que se desintegra es robar.
Carlos Mosquera Benalcázar