Cartas de lectores | El tiempo y sus bemoles
Nos creemos que valemos, más todos somos iguales
El pasar de los años es suave melodía que endulza nuestra espera con gran algarabía. Nos sentimos dichosos de tener tantos años vividos con verdades y algunos desengaños, solos o compartidos pero que nos causan daño. Pensamos que sabemos más de lo que podemos y que el mundo es pequeño ante nuestra sapiencia, pero es la conciencia la que juzga cada acto; somos lo que vivimos con recato o con boato.
Porque la vida pesa y se mide por su esencia, algunos no saben nada pero tienen elocuencia; otros son un dechado de sabia que brilla inmersa, los elegidos de Dios y viven en su presencia. Pero aquilatamos juntos los pasos que da la vida, unos lloran porque sufren y otros lloran de alegría. Más la fuerza que poseemos es el trajín día a día, pesaroso, angustiado o dichoso en melodía.
Nos creemos que valemos, más todos somos iguales, con errores al granel y fallas monumentales; pero al otro lo juzgamos con la vara equivocada, le damos más si nos gusta o menos si es despreciada.
No pongamos en balanza la vida si no es amada, ella se encargará a solas de darnos la bofetada, que merecemos por torpes y no saber manejarla.
Por eso hagamos conciencia que lo importante es tener, la sabiduría inmersa y con ella florecer.
Sembremos en juventud para cosechar mañana, de lo contrario tendremos poco o nada en las entrañas. Es mi verdad resumida y esto al corazón no engaña, porque así lo decidimos y nosotros fabricamos; la vida factura pasa y esto no es un cruel engaño.
Artífices somos todos del futuro que nos honra por ser una persona digna y respetuosa a quien nombra; pero hay de aquellos que atentan al prójimo sin medida, que esquilman lo que poseen y se jactan de su fechoría. Para ellos va la deshonra ganada por sus acciones, no son otros los culpables, sino ellos por sus decisiones; por faltar a la verdad, la justicia debe actuar de inmediato y sin fallar. ¡Es la ley quien da la paz!
Recuerden, siempre recuerden, que la vida es sempiterna; los actos se pagan siempre y la justicia es eterna.
Myrna Jurado de Cobo