Cartas de lectores: Caldo gordo

Ese caldo gordo no es por simpatía ni convicción de hacer bien al país, sino por tácticas o conveniencias políticas.

El pueblo sabio suele motejar como caldo gordo todo aquellos que sirva de manera indirecta para lograr un objetivo, precisando que este caldo gordo es una especie de pie de apoyo indirecto, por la manera soterrada con que se hace presente en cualquier lid, con el afán de favorecer a tal o cual tendencia, en el caso que nos atañe, política. Se debe remarcar que de los 17 binomios al momento de las inscripciones, que arrancan del 13 de septiembre al 2 de octubre, ¿cuantos se inscribirían en la próxima lid electoral después de las alianzas partidistas?. Cabe aquí no una especie de premonición, sino de objetividad electoral con realidades y conocimiento de causa; deben y seguro los partidos saben hasta la saciedad, que no gozan de la preferencia de los electores y fácilmente podemos pronosticar que de entre los precandidatos que están ocupando los siguientes casilleros del facsímil del padrón electoral publicado en los diarios del país 1-2- 3- 4.8- 9- 10-11- 13-14-15-16 17, excluyendo a los candidatos de los casilleros 5- 6- 7. 12, el resto de posibles candidatos no alcanzarían a obtener ni el 25 % del numero total de votos de los ciudadanos sufragantes. Es una hipótesis muy cercana a la realidad histórica de los procesos electorales del país. Tomando como punto culminante el dicho popular de caldo gordo, esas son las reales pretensiones de los postulantes, que saben que no tienen ninguna chance de llegar a segunda vuelta, pero sí son útil para estar presentes, de llegar el caso, en los debates y emitir opiniones contra el candidato que se perfile a obtener el primer puesto de las preferencias. Ese caldo gordo no es por simpatía ni convicción de hacer bien al país, sino por tácticas o conveniencias políticas. A fin de evitar triquiñuelas de malos políticos, se sabe que ideologías solo existen dos plenamente identificadas: derecha capitalista e izquierda socialista; las demás denominaciones son apéndices y en el mejor de los casos, por oportunismo escogen lo que consideran los mejores postulados de las dos ideologías para adaptarlas a sus principios, bajo los membretes de Tercera Vía, Centroderecha, Centroizquierda e independientes, etc. Esas vaguedades son boicots que confunden al elector. Para que el país goce de un buen gobierno, legítimamente elegido (es decir, libre de chanchullos electoreros), el debate político hacia el presidencialismo debe ser únicamente entre los dos finalistas; los demás a soñar en cosas que ni ellos mismos se las creen.

César Antonio Jijón Sánchez