Cartas de lectores: Cambien y modifiquen ciertas leyes pero, ¡ya!
¡Qué pena mi país, en manos de los políticos! Señores: ellos hacen las leyes. El ciudadano de a pie, no.
¿Para qué son elegidos los asambleístas nacionales, provinciales, parlamentarios andinos? Para que legislen y fiscalicen el tiempo para el que fueron elegidos. No para que hagan el Día del Bizcocho o ‘Gamer’. Deberían mejorar, cambiar, sustituir, eliminar leyes que afectan a los ecuatorianos. Ej.: las leyes de tránsito. Todos los días y a toda hora vemos a bicicleteros y motociclistas violar la ley,. No se ponen cascos protectores y hasta manejan en contravía. Hay conductores de motocicletas que van con su familia, su pareja y a veces dos hijos en medio de ellos, y ninguno va con casco protector; saben que están violando la ley y poniendo en riesgo la vida de su familia. Lo mismo pasa con los que hacen reparto de comida a domicilio. Se suben a los parterres, se meten por las peatonales y lo peor es que conducen a toda velocidad, en algunos casos del lado derecho de buses y colectivos; saben que están cometiendo una infracción pero se enojan e insultan si uno les llama la atención. Debe haber sanciones más drásticas y severas. Por otro lado, el Código de la Democracia debe de ser reformado, cambiado, sustituido, de forma parcial o total. No es posible aceptar que los políticos de este país participen de elecciones para toda dignidad -desde los que son candidatos a la presidencia de la República hasta el último candidato a concejal de pueblo- sin que les cueste, a ellos, un solo centavo de su bolsillo. ¿Qué corona tienen? ¿Existe un reinado o monarquía en este país? ¿De que son los predestinados a cambiar el país, de que todas las necesidades agobiantes “del pueblo”, como lo llaman ellos, serán satisfechas? Esto debe cambiar de manera radical y que sean ellos, de su bolsillo, los que pongan el dinero para su campaña política; no aquellos que sí pagamos impuestos diarios. Los que sí nos hemos preparado a través de nuestras vidas, sabemos que los políticos, al menos los de este país, no son la solución. Solo algunos ignorantes y borregos todavía creen en ellos. ¡Qué pena mi país, en manos de los políticos! Señores: ellos hacen las leyes. El ciudadano de a pie, no. Por eso y por otras cosas más, seguiré anulando mi voto.
Roberto Flores